Introducción

Entre las enfermedades infecciosas que se presentan con mayor frecuencia en los rebaños de ovinos y caprinos, se encuentra la linfoadenitis caseosa. Estos problemas, de características crónicas lamentablemente no han motivado a los ganaderos para preocuparse de su prevención o control, los que se han acostumbrado a su presencia, aceptando las pérdidas que ello conlleva.

Mantener un rebaño con animales infectados que sufren un proceso infeccioso que les produce un dolor intenso por la presencia de lesiones o un aniquilamiento permanente por el efecto de la toxina que el organismo libera, significa no poder esperar de él, el desarrollo de toda su capacidad de crecimiento y de su capacidad productiva. Trabajos realizados en EE.UU. han demostrado que en ganado ovino adulto, la linfoadenitis se presenta en un 42.41% de ellos, lo que significa enormes pérdidas por decomisos parciales o totales de los canales, en el momento de la inspección en las plantas faenadoras de carnes.

Las consecuencias económicas que provoca la presencia de la enfermedad van más allá que estas pérdidas en lana y carne. Desde hace años, algunos países, como Inglaterra (que ya presentó los primeros casos en caprinos en 1990), han cerrado el ingreso a carne o animales en pie procedentes de áreas o países afectados por linfoadenitis caseosa. Ello ha complicado el normal comercio de estos productos a la mayoría de los países que mantienen desarrollada la explotación ovina y que son exportadores tradicionales de ellos.

La situación favorable de Chile, como país libre de fiebre aftosa y de algunas otras enfermedades que limitan el mercado externo de estos productos, obliga a preocuparse y conocer en detalle los problemas inherentes a esta enfermedad, con miras a poner en práctica las medidas preventivas conocidas, y además promover todas las acciones destinadas a mejorar el diagnóstico y a desarrollar metodologías inmunoprofilácticas que permitan controlar el problema.

Este es el motivo que persigue esta Monografía donde se incluyen algunas de las experiencias que se han desarrollado y que se están llevando a efecto en la actualidad en nuestro grupo de trabajo.

Antecedentes generales

La linfoadenitis caseosa es una enfermedad infectocontagiosa de tipo crónico, que afecta al ganado ovino y caprino, caracterizada por producir procesos purulentos de tipo caseoso a nivel ganglionar y abscesos en diferentes órganos.

El agente que produce la enfermedad es el Corynebacterium pseudotuberculosis, llamado también C. ovis. Este microorganismo afecta además a los equinos provocándoles una linfangitis y abscesos, a los cérvidos, a camélidos y, ocasionalmente, al hombre.

Microscópicamente, C. pseudotuberculosis es un bacilo cocoide, que cuando se observa a partir de material patológico es pleomorfo, principalmente bacilar, dando formas de cuñas y mostrando una coloración metacromática. Cuando se observa a partir de cultivos es de forma primordialmente cocoidea. Es organismo Gram positivo, considerado como un agente exigente a los medios de cultivos, los que deben incluir suero sanguíneo. En medios con sangre, este organismo produce una pequeña hemólisis rodeando las colonias. Las cepas estudiadas a partir de ovinos, en nuestro país, no difieren en sus características entre sí, ni con aquellas descritas en otros países. Igualmente las cepas aisladas desde equinos difieren en su comportamiento frente a medios con nitratos, a los que son capaces de reducir.

Las características antigénicas de C. pseudotuberculosis indican que son comunes a todas las cepas, aunque algunos autores las han separado en dos serotipos.

Los antibióticos en general son efectivos in vitro, a excepción de la estreptomicina, sin embargo in vivo sus efectos son relativos, debido a la incapacidad de éstos de poder llegar a los focos de infección (ganglios caseificados o abscesos) generalmente protegidos por capas fibrosas o por áreas de necrosis o purulentas.

Los animales de laboratorio son altamente sensibles a la infección experimental y pueden desarrollar, según la cantidad y capacidad tóxica de la cepa inoculada, cuadros de toxemia aguda, septicemia o presentación de abscesos a nivel ganglios o en diferentes órganos. Los ratones y cobayos son las especies de laboratorio más sensibles.

Linfoadenitis caseosa ha sido descrita en casi todos los países que explotan a las especies susceptibles, principalmente en ovinos, caprinos y equinos. El grado de prevalencia está relacionado con la práctica de normas de manejo sanitario preventivas, pero su presencia es normalmente frecuente. En Chile, la linfoadenitis caseosa es común en las explotaciones del extremo sur, Regiones XI y XII. (Patagonia Chilena), coincidente con ser esta zona, la de más alta densidad ovina. En caprinos de nuestro país, linfoadenitis es de presentación limitada.

Factores agresivos de C. Pseudotuberculosis

El agente productor de linfoadenitis caseosa, ejerce su poder patogénico esencialmente por medio de dos factores, la pared celular y la exotoxina que produce.

La pared celular está conformada entre otros componentes, por un alto contenido de lípidos, estructura que es rica en ácido corynomicólico, ácido graso similar al que se encuentra en la substancia lipídica de la pared de los Mycobacterium, Rhodococcus y también en Nocardia, Estos componentes son los que tienen participación en la generación de los procesos piógenos, caseificados y abscedativos que caracterizan ala enfermedad en las diferentes especies.

Se ha comprobado que C. pseudotuberculosis, una vez ingerido por las células fagocíticas, resiste el efecto de las enzimas de éstas, lo que le permite permanecer dentro de la célula y multiplicarse. Esta resistencia a la fagocitosis es debida a la presencia del tipo de pared celular del agente. La toxina producida por el microorganismo dentro de la célula, producirá la degeneración de ésta, con su muerte y destrucción. Simultáneamente la bacteria ya multiplicada, invadirá otras células, generalmente macrófagos, reproduciendo el fenómeno de destrucción celular, base que explica la formación de abscesos.

El otro componente agresivo, la exotoxina, posee una alta capacidad hemolítica y necrótica. Ha sido descrita como una fosfolipasa de tipo D, que actúa como una esfingomielinasa en la disociación de la esfingomielina componente de la membrana eritrocitaria, de los endotelios y de los vasos sanguíneos. El proceso hemolítico se favorece cuando el pH se acidifica.

Se ha comprobado el efecto de la exotoxina de este agente, con aquél de la fosfolipasa de tipo C constituyente de la alfa toxina del Clostridium perfringens, como también con el veneno encontrado en una araña, Laxoscele reclusa, encontrándolos similares.

La exotoxina de C. pseudotuberculosis, es una glicoproteína, termolábil y susceptible de inactivarse en presencia de formol. En el laboratorio es competitiva con la toxina hemolítica de los estafilococos coagulasa positivos, ya que ocupa primero los sitios de fijación de la membrana del eritrocito. Esta exotoxina presenta también un fuerte sinergismo con la exotoxina de Corynebacterium equi que es también una fosfolipasa, pero de tipo C. Este fenómeno ha sido utilizado como recurso de diagnóstico.

La toxina de C. pseudotuberculosis, inoculada endovenosamente al ovino, produce a las pocas horas, una hemoglobinuria e ictericia y también la muerte, si la cantidad de toxina inoculada es elevada.

Cuando se inoculan experimentalmente especies de laboratorio con cultivos completos (bacterias y su toxina) se producirá septicemia y muerte rápida, pero cuando el inóculo es reducido, se observan a los 7 – 10 días, la formación de abscesos en diferentes órganos.

Cuando se inocula a estas especies de laboratorio sólo microorganismos muertos, no se presentará cuadros tóxicos, pero sí, se producirán abscesos especialmente en el sitio de la inoculación. Estas pruebas corroboran que la toxina del agente es la que produce los fenómenos de necrosis y autolisis que permiten la difusión del agente, y que la pared lipídica participa en la formación de los abscesos.

Características patológicas de la linfoadenitis caseosa

La formación de abscesos, la caseificación ganglionar y la linfangitis son las lesiones principales que caracterizan esta enfermedad. Habría que agregar también, cuadros purulentos no capsulados afectando articulaciones, órganos y cavidades.

El ovino presenta primordialmente el compromiso de los ganglios linfáticos, proceso que se inicia en el ganglio correspondiente al sitio donde penetró el C. pseudotuberculosis. En este ganglio, el agente provocará la formación de pequeños abscesos. Un área de necrosis rodea dicho absceso y luego se producirá otras áreas abscedadas. Simultáneamente, se produce el proceso de caseificación, el que en los animales adultos puede llegar incluso a presentar calcificación. Los fenómenos necróticos sucesivos, dan al ganglio afectado, al corte, la apariencia de un bulbo de cebolla cortado, debido a la serie de capas concéntricas que se observan.

Desde estas lesiones las bacterias difundirán a través del área que rodea el proceso y producirán abscesos en otros ganglios y posteriormente en órganos y tejidos varios.

Es común entonces encontrar especialmente en los animales adultos, además de ganglios comprometidos, la presencia de abscesos en el subcutáneo, intermusculares, en pulmón, hígado, riñón, etc. En los machos es común encontrar afecciones testiculares, (epididimitis, orquitis, escrotitis) que fácilmente se confunden en el animal vivo, con las lesiones producidas por Brucella ovis. En un estudio realizado en Magallanes hemos encontrado en un número bastante significativo, lesiones de linfoadenitis caseosa en carneros comprometiendo el testículo.

En la hembra ovina es corriente encontrar localizaciones de abscesos en ubre y vagina. Ocasionalmente en el ovino pueden producirse lesiones oculares tipo conjuntivitis.

Otras presentaciones ocasionales de linfoadenitis en las hembras, son en casos de abortos. En los recién nacidos se describe la onfalitis purulenta debida a contaminación por el agente que nos interesa.

En caprinos, la enfermedad difiere de la del ovino, principalmente por la ausencia de lesiones ganglionares que muestren esa estructura en capas concéntricas típicas del ovino. También el material purulento de los abscesos en el caprino es de un color blanco sucio, mientras en el ovino es de un color verde claro característico.

En esta especie caprina, los abscesos se presentan corrientemente en el cuello (ganglios parotídeos), base de la cabeza, franco y ubres. (Se ha encontrado C. pseudotuberculosis en la leche). Las lesiones abscedativas en hígado, pulmones, bazo y riñones son generalmente más escasas que en los ovinos. Llama la atención en general, que los abscesos en el caprino se encuentran mayoritariamente ubicados en lugares anexos a la cavidad oral.

En los equinos, la infección producida por contaminación de heridas generalmente en miembros, muestra una lesión de tipo purulento, comprometiendo los vasos linfáticos y raramente los ganglios. En Estados Unidos de Norteamérica, han sido descritas en esta especie, lesiones abscedativas características a nivel de la zona pectoral. La presentación de estos abscesos puede significar un problema de rebaño y se presenta generalmente en los meses de calor, en años de alta pluviosidad, por lo que se ha sospechado en la participación de algún picador en su transmisión.

En el bovino, las infecciones por C. pseudotuberculosis no son frecuentes y se le ha encontrado participando en casos de mastitis y en algunos otros procesos purulentos.

En el hombre, la infección se produce por lesiones de continuidad de la piel por actividades de tipo profesional, como durante la esquila, en mataderos y ocasionalmente en el laboratorio. La enfermedad se presenta con la formación de abscesos en el sitio de inoculación y compromiso del ganglio correspondiente.

 

Factores que participan en la presentación de linfoadenitis caseosa

La frecuencia en la presentación de linfoadenitis caseosa en los pequeños rumiantes, está ligada íntimamente a las prácticas de manejo realizadas sin adecuadas prevenciones higiénicas. No hay factores de raza ni de sexo que aumenten o limiten su presentación. Se ha descrito que los Merinos serían más susceptibles, pero ello no ha sido debidamente comprobado. La edad de los animales juega un papel importante y está ligada a la frecuencia mayor de situaciones de riesgo a que son sometidos los ovinos adultos (por ejemplo, mayor número de esquilas, marcas, etc.) Es raro encontrar corderos afectados por linfoadenitis caseosa, incluso en áreas altamente infectadas, lo que es debido a que estos aún no son sometidos a las intervenciones de manejo que impliquen provocarles heridas o lesiones de continuidad.

La infección usual de los ovinos se produce vía heridas provocadas y también por ingestión o inhalación del agente. Si consideramos que normalmente un ovino es sometido a marcas, castraciones (según sexo), corte de cola, esquila y accidentalmente puede ser herido por alambradas, espinas o por otras enfermedades que afectan la piel (ectima, dermatosis, sarnas complicadas, etc.), será fácil comprender que la infección de estas heridas se producirá con elevada frecuencia.

En el ovino se puede comprometer cualquier ganglio u órgano, sin embargo algunos están afectados con mayor frecuencia. En un estudio realizado por nosotros en Magallanes, a partir de 100 ovinos de dos años afectados con la enfermedad, encontramos comprometidos: 50 ganglios preescapulares, 29 pre femorales, 15 con abscesos pulmonares, 12 con compromiso de ganglios mediastínicos, 9 con abscesos de ganglios poplíteos, 4 en ganglios inguinales, 4 en anales, 4 en retromamarios, 2 en perianales, 2 produciendo abscesos hepáticos, 1 en ganglio esternal y 1 en ganglio supraesternal (varios ovinos presentaban más de una lesión).

El agente es entregado al medio por descargas purulentas provenientes de abscesos abiertos sean cutáneos o pulmonares, o de lesiones varias. Este persistirá en el terreno generalmente por tiempos prolongados, dependiendo ello de la carga de gérmenes eliminados, de la humedad ambiental, del terreno y de la temperatura. La infección de nuevos animales, estará también relacionada con el grado de infección del medio y con la concentración de animales en esa área.

Los animales afectados de linfoadenitis caseosa, ovinos o caprinos, reaccionarán frente al proceso encapsulando las lesiones iniciales y produciendo abscesos; simultáneamente se pondrá en marcha el sistema inmunitario, con una respuesta principalmente de tipo humoral frente a la toxina del agente y posiblemente celular frente a los componentes de la pared bacteriana. Esta respuesta inmunitaria sin embargo, sólo limitará escasamente el proceso. El animal afectado enflaquecerá y disminuirá sus capacidades productivas.

En las hembras adultas, ha sido descrito un cuadro denominado 'síndrome de la oveja flaca', donde la presencia de infecciones por C. pseudotuberculosis es esencial. Este síndrome constituye una de las principales causales del deshecho prematuro de los ovinos. Si se mantienen estas hembras se presentará con seguridad caquexia, ruptura de abscesos, septicemia y muerte.

Frecuencia de la enfermedad

Linfoadenitis caseosa es una enfermedad de presentación frecuente y sus prevalencias en los rebaños es generalmente alta. Basados en estudios realizados en plantas de beneficio o faenadoras de carnes, la presentación de lesiones de linfoadenitis caseosa en ovinos compromete a un 5 – 60% de los animales, variando ésto de acuerdo a la edad de los ovinos y al grado de la infección del rebaño.

En caprinos, las prevalencias son también altas, sin embargo se encuentran rebaños en que la infección no existe. Se atribuye esto, a que en áreas áridas y en rebaños pequeños, las situaciones de riesgo son menores. En nuestro país, donde la mayoría de los rebaños caprinos se encuentran en la zona del Norte Chico, árida y semidesértica, la enfermedad se presenta con muy baja frecuencia. No pasa lo mismo con las explotaciones caprinas en otros países, donde el problema es permanente.

En equinos la infección es poco frecuente, a excepción de los casos de abscesos pectorales, que se hacen más comunes y estacionalmente, como ya fue citado.

Diagnostico de la linfoadenitis caseosa

La forma más sencilla de diagnosticar la presencia de linfoadenitis caseosa en un rebaño, se realiza al examen postmortem, donde las lesiones típicas hacen innecesario recurrir a otros exámenes. En ovinos, las lesiones especialmente las ganglionares son difíciles de confundir. En caprinos podrían confundirse los abscesos con aquellos producidos por otros agentes piógenos como Corynebacterium pyogenes, Staphylococcus aureus y algunos Streptococcus, pero estos son ocasionales. En caso necesario se debe recurrir al examen bacteriológico.

En el ovino y caprino vivo, el diagnóstico presenta algunas dificultades, especialmente cuando está basado en la palpación ganglionar. A este examen escapan las lesiones iniciales en los ganglios, los abscesos pequeños y obviamente los abscesos en órganos internos. Pruebas serológicas de inhibición de hemólisis, de inmunodifusión, de ELISA y otras, han sido recomendadas en los últimos años. La utilidad de estas pruebas estaría dirigida a la selección de animales para transacciones o fines específicos, para conocer el estado de un rebaño y eliminar a reactores. En rebaños numerosos, también es adecuado el examen post mortem en la etapa del beneficio.

En los caprinos las pruebas serológicas son de mayor utilidad práctica.

Hemos realizado algunas experiencias utilizando pruebas de diagnóstico como inhibición de hemólisis, e inmunodifusión, encontrando que éstas son de sensibilidad deficiente.

Se describen también pruebas intracutáneas para comprobar respuesta de tipo celular, pero su uso no ha prosperado. 

Prevención y tratamiento de la linfoadenitis caseosa

Una de las normas más recomendadas para prevenir la presentación de esta enfermedad en ovinos, es la limpieza y desinfección de los utensilios que se emplean en marcas, castraciones, en la esquila, etc. Toda actividad que signifique provocar una herida al animal, debe evitarse o bien la herida provocada debe desinfectarse adecuadamente.

C. pseudotuberculosis es un agente bacteriano que no presenta características especiales en relación a su sensibilidad frente a los antisépticos o desinfectantes en general, vale decir que en la práctica puede usarse cualquiera de ellos.

A los animales recién nacidos, en lo posible, les será desinfectado el ombligo.

El tratamiento con antibióticos no es recomendado, salvo en situaciones especiales o en animales de valor. Por la característica de las lesiones, el éxito del tratamiento es limitado.

La intervención quirúrgica para extirpar ganglios o abrir abscesos se realiza sólo a nivel de animales de alto valor y ocasionalmente en otros casos.

En relación a los terrenos infectados, deben dejarse descansar por un tiempo y disminuir la carga animal al repoblarlo.

Prevención por medio de vacunas

Desde hace muchos años se persigue obtener un vacuna capaz de otorgar una protección adecuada frente a la linfoadenitis caseosa, tanto ovina como caprina.

Los primeros estudios fueron realizados hace 50 años utilizando bacterinas. Estas vacunas si bien producían alguna protección en cuanto a la difusión de la infección, tenían el problema de provocar la formación de abscesos locales en el sitio de la inoculación.

Autores australianos han experimentado con vacunas tipo bacterina–toxoide, es decir, microorganismos muertos más toxina tratada por formol, vacuna que en algunos casos se adicionaba de algún adyuvante. Estas vacunas también tienen el problema de producir abscesos y los resultados no han sido del todo satisfactorios.

Las cepas avirulentas, vivas utilizadas como vacuna, tampoco se han generalizado y sus resultados son discutibles. Se han usado experimentalmente en caprinos.

Desde 1975 se ha comprobado que la inmunidad mediada por células es más importante que la humoral en la protección frente ala infección por C. pseudotuberculosis. La antitoxina aplicada experimentalmente a animales inicialmente infectados, puede detener la difusión sistemática del agente, pero no es capaz de detener su multiplicación, y la formación de abscesos. Se ha comprobado que la pared celular completa con todos sus componentes, actúa como un buen antígeno, aún mejor que cuando se utiliza la célula entera. De la revisión de Brown y Olander (1987) se desprende que una cepa viva de C. pseudotuberculosis, siempre que no sea abscedígena y que sea reducidamente toxigénica, podría servir como un vacuna viva capaz de estimular adecuadamente los mecanismos de protección del huésped.

Algunas experiencias se han realizado aprovechando recursos de biotecnología, aún sin resultados utilizables en la práctica. En nuestro país hemos realizado experiencias con vacunas a base de células muertas y toxoides más un adyuvante, en la protección de animales de laboratorio y en ovinos. En estos últimos hemos utilizado la vía linfática para realizar el desafío. Los resultados han sido siempre favorables estadísticamente, pero con valores insuficientes como para aceptar esta vacuna para ser usada en la práctica.

Actualmente hemos modificado en forma estable las características de la pared lipídica del agente, reduciendo su contenido lipídico, disminuyendo prácticamente su capacidad abscedígena y parcialmente su capacidad toxigénica, cepa que se está utilizando como vacuna en modelos de animales de laboratorio y cuyos resultados aparecen, hasta ahora como promisorios.

El problema de linfoadenitis continúa afectando a los rebaños de ovinos y caprinos en casi todos los países y tal cual aparece en el título de esta monografía, sigue siendo considerado como un 'problema aún sin solución'.

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