Introducción

La cantidad de antecedentes que se han publicado sobre la toxoplasmosis en el mundo es muy amplia, fundamentalmente debido a la importancia y extensión de esta infección en medicina humana y veterinaria. En Chile, la información se encuentra en publicaciones especializadas que muchas veces no están al alcance de todos los médicos veterinarios. Por otra parte, los aportes realizados por los investigadores en los últimos años han incrementado en forma notable su conocimiento. Estos hechos han motivado la preparación de esta revisión incoporando en ella los antecedentes actuales de trascendencia para el quehacer veterinario.

1. Definición

Es una zoonosis histoparasitaria cosmopolita causada por el Toxoplasma gondii, protozoo capaz de invadir numerosos tejidos y producir alteraciones de grado variable. Este organismo fue descubierto en forma simultánea por Nicolle y Manceaux en Túnez y por Splendore en Brasil en 1908, y el nombre deriva de su forma de arco (toxo=arco) y por habérsele encontrado en un roedor nor–africano (Ctenodactylus gondii).

Es un parásito intracelular que se presenta en diversas especies animales incluyendo a mamíferos y aves. También afecta a la especie humana, constituyendo una importante zoonosis.

Por muchos años se desconocía que este protozoo era una coccidia y este descubrimiento realizado por Huchison y col. en Inglaterra en 1970, permitió esclarecer su ciclo biológico y la razón de su amplia difusión en la naturaleza. Taxonómicamente se ubica en el Phylum Apicomplexa, Clase Sporozoea, Subclase Coccidia, Orden Eucoccidiidae, Suborden Eimeriina, Familia Sarcocystidae, Género Toxoplasma.

2.- Morfología

Es un protozoo que mide 4 a 8 µm de largo por 2 a 4 µm de ancho, tiene forma de media luna con un extremo aguzado y el otro romo. No presentan cilios, flagelos ni seudopodios. En el extremo anterior presenta la estructura típica de los que pertenecen al Phylum Apicomplexa, denominada 'complejo apical', constituída por un anillo polar, roptríes y micronemas. Cercano al anillo polar, se encuentra el conoide de 0,2 µm de diámetro, desde donde se desprenden 5 a 18 estructuras cilíndricas que pueden llegar hasta el núcleo o hasta el extremo posterior del parásito. Su núcleo es vesicular y central y mide 1 a 1,5 µm de diámetro. El citoplasma es vacuolar y contiene el aparato de Golgi, numerosos ribosomas, retículo endoplásmico rugoso y mitocondrias.

Durante su ciclo biológico el protozoo adopta esta forma de medialuna, característica, pero también puede presentar una forma de ooquiste que le permite pemanecer y resistir diversas condiciones ambientales. Como ya se señalara, en 1970 se descubrió su naturaleza coccidiana al revelarse, que la coccidia que se conocía como lsospora bigemia de los gatos y felinos en general, a la luz de los actuales conocimientos, ella corresponde a ooquistes de T. gondii.

Básicamente entonces, el toxoplasma presenta formas típicas de medialuna (llamados taquizoitos y bradizoltos), y formas de ooquistes (Figura 1).

A

B

C

Figura 1. Formas de toxoplasma gondii

A = Ooquiste (no esporulado); B = Quiste con bradizoitos en tejido pulmonar; C < /STRONG > = Taquizoitos en exudado  peritoneal

3. Huéspedes y localización

Se le ha encontrado en numerosas especies de mamíferos y aves. Se incluyen roedores, lagomorfos, insectívoros, carnívoros, marsupiales, primates, incluyendo al hombre, y numerosas especies de aves como gallinas, palomas y canarios. Organismos semejantes al toxoplasma se han encontrado en reptiles, tortugas, lagartos, peces (Cuadro 1).

Cuadro 1 Huéspedes naturales de Toxoplasma gondii

Huéspedes definitivos : Huéspedes intermediarios :

Félidos

Felis catus (Gato doméstico) Mamíferos-- Carnívoros Lagomorfos Roedores Artiodáctilos Perisodáctilos Primates
Felis sylvestris (Gato silvestre)
Felis pardalis (Ocelote)
Felis concolor (Puma)
Felis linx (Lince) (Hombre)
Felis yaguarondi (Jaguarondi) -- Mustélidos --
Panthera onca (Jaguar) Aves
Panthera tigra (Tigre) Reptiles - Anfibios - Peces (De menor importancia)

Es un parásito intracelular (intracitoplasmático) de numerosos tipos de células tales como neuronas, microglia, endoteliares, reticulares, hepatocitos, glandulares, musculatura cardíaca y estriada, tejido pulmonar, leucocitos y de membranas fetales. Se le encuentra libre en la sangre y en el exudado peritoneal en las infecciones agudas.

4.– Ciclo biológico

T, gondii es un parásito heterógeno, es decir requiere de huéspedes definitivos (Félidos) e intermediarios (Félidos y otros vertebrados) en su biología (Cuadro 1).

En su ciclo presenta una fase sexuada que conduce a la formación de ooquistes y se produce en el intestino de los gatos (ciclo entérico) y una fase asexuada que se caracteriza por la formación de quistes en diversos órganos, especialmente cerebro y músculos y ocurre en los huéspedes intermediarios (ciclo extraentérico) (Figura 2).

4.1.– Ciclo entérico:

Cuando el gato ingiere ooquistes o presas infectadas, el protozoo penetra células del epitelio intestinal donde se multiplica asexuadamente para luego culminar con una multiplicación sexuada o gametogonia con la formación de macro y microgametocitos. La fusión de éstos originará posteriormente a los ooquistes, (Figura 1) que serán eliminados al ambiente junto con los excrementos del felino. En el medio externo se producirá más tarde el proceso de esporulación o maduración.

Además de penetrar las células intestinales del felino, los toxoplasmas también pueden colonizar y multiplicarse activamente en células de diferentes tejidos. La maduración o fase de esporulación dura 2 a 4 días dependiendo de factores como temperatura, humedad o tipo de suelo. Durante este proceso se forma en el interior de los ooquistes, dos esporoquistes, cada uno de los cuales presenta en su interior 4 esporozoitos, de tal modo que cada ooquistes origina 8 esporozoitos. Estas estructuras finales de la maduración son idénticas a las descritas para coccidias del género Isospora.

Los ooquistes esporulados son infectantes tanto para el propio gato que los elimina como para todos los vertebrados homeotermos, incluyendo al hombre.

4.2.- Ciclo extra-entérico

Cuando los vertebrados consumen ooquistes o tejidos infectados con el protozoo, éste penetra activamente células tanto intestinales como de nódulos linfáticos adyacentes, multiplicándose asexuadamente por endodiogenia y fisión binaria, dando origen a los taquizoitos (formas de multiplicación rápida, Figura 1). Luego, ellos se distribuyen por todo el organismo por vía sanguínea y linfática y continuan multiplicándose asexuadamente en diferentes tejidos. Se produce la destrucción de la célula huésped formando colonias del parásito, ruptura con liberación de los taquizoitos a otras células que sucesivamente van a invadir otras células (Figura 2).

Si los mecanismos de defensa inmunológicos son capaces de destruir los parásitos extracelulares, se frena entonces, la multiplicación intracelular y los toxoplasmas desaparecen de la sangre y órganos viscerales, quedando sólo algunos intracelulares que evoluciónan lentamente a quistes con bradizoitos (formas de multiplicación lenta, Figura 1). Los quistes comienzan a aparecer en los tejidos en una a dos semanas a medida que el proceso inmune se manifiesta y en el caso de los felinos, puede coexistir su formación con el ciclo enteroepitelial que estos huéspedes presentan.

Los quistes son microscópicos (100 µm de diámetro) y contienen alrededor de 60.000 parásitos, los que sobreviven en los tejidos de los huéspedes por toda su vida (Figura 1).

5.- Epidemiología

5.1.– MECANISMOS DE TRANSMISIÓN

Existen variadas formas que pueden ser resumidas en tres mecanismos principales: 1) fecalismo, 2) carnivorismo y 3) transmisión congénita.

5.1.1 Fecalismo

Corresponde a la ingestión de ooquistes a través de alimentos contaminados con ellos. El período prepatente en el gato (desde que los ingiere hasta que excreta nuevamente ooquistes) es de 20 a 24 días y patencia (período de eliminación) es de 7 a 21 días. A través de infecciones experimentales se ha determinado que el 47% de los gatos logra ser infectado a través de esta vía (Cuadro 2).

Esta forma de ingestión se produce en el humano a través del contacto con tierra contaminada con excrementos de gatos o bien por la ingestión de verduras mal lavadas. Es común en países en vías de desarrollo y especialmente en niños.

Cuadro 2 Período prepatente y patente y porcentaje de gato que se infectan con la ingestión de diferentes estados de Toxoplasma gondii  (Dubey et al. 1970; Dubey & Frenckel, 1976)

Estado

Período Prepatente Días

Período Patente Días

Gatos Infectados %

Bradizoitos 3 - 5 7 - 21 96
Taquizoitos 5 - 10 7 - 21 44
Ooquistes 20 - 24 7 - 21 47

5.1.2.– Carnivorismo

Los gatos se infectan al ingerir presas infectadas y el ser humano al consumir carne cruda o insuficientemente cocida que contiene quistes toxoplásmicos en su interior. Esta sería la forma de infección más común para el hombre en países desarrollados y en la población adulta (Figura 2).

Figura 2. Ciclo evolutivo de toxoplasma gondii. A-E: Fase entérica con eliminación de ooquistes. F: Ooquistes esporulados, cada uno con 2 esporoquistes y cada uno de estos con 4 esporozoitos. G: Fase extraentérica. Formación de taquizoitos (infección aguda) y bradizoitos (infección crónica). H: Pasaje a través de la placenta. 

Entre las especies de abasto, se ha demostrado que las especies ovina y porcina son responsables de la mayor cantidad de infecciones por esta vía, ya que sus quistes son numerosos y viables. El consumo de carne de bovinos y equinos tiene menor importancia epidemiológica, debido a la baja infección y a que los quistes no persisten por mucho tiempo en los tejidos de estas especies.

5.1.3.– Vía transplacentaria o congénita

Esta forma de transmisión es muy importante en la especie humana pero también se observa en numerosas especies animales (ovinos, cerdos perros, ratas, ratones, hamsters, cobayos y raramente los gatos).

Ella ocurre cuando un huésped no infectado previamente, se infecta durante la gestación. En cambio cuando las hembras gestantes poseen anticuerpos contra T. gondii, las probabilidades de contagio de la descendencia son casi nulas. El protozoo se multiplica en la placenta e invade los tejidos fetales, siendo más graves los efectos en las primeras etapas de la gestación, aún cuando la infección puede ocurrir en cualquier etapa de ella (Figura 2).

5.1.4.– Otras vías

Existen otras vías potenciales de infección como:

–Transfusión sanguínea o de leucocitos donde se vehiculizan taquizoitos. Se ha demostrado que éstos han permanecido variables hasta por 56 días en sangre destinada a transfusión. –Por transplante de órganos que presentan quistes variables. –Accidentes de laboratorio por vía respiratoria, conjuntival y soluciones de continuidad en la piel. –También se ha demostrado la presencia del parásito en leche de cabra infectada experimentalmente y se ha asociado la presentación de 10 casos agudos de toxoplasmosis en una familia en que la leche de cabra habría sido la fuente de infección. Ello demuestra de que la leche de cabra debe ser sometida a pasteurización.

5.2.– Infecciones en gatos

Ellos se infectan con las tres formas del T. gondii, (Figura 2), pero el mecanismo más eficiente es a través del consumo de presas con quistes tisulares que contienen los bradizoitos. Este hecho se indica claramente al observar al cuadro 2, en que el 96% de los gatos logra ser infectado si se les administra tejidos de presas con infecciones crónicas, es decir que contienen bradizoitos. En cambio, sólo el 44 ó 47% lo logra si los gatos ingieren presas con infección aguda (taquizoitos) u ooquistes.

En la gran mayoría de los casos, los gatos adquieren la toxoplasmosis a través del carnivorismo, lo que sucede en los tres primeros meses de vida. Estas primoinfecciones originan una enorme cantidad de ooquistes (más de 100.000 por gramo de excrementos) con un «peak» entre el 5º y 8º día. Luego la eliminación de ooquistes comienza a disminur, simultáneamente con la aparición de anticuerpos los que se empiezan a detectar entre los 9 y 12 días, alcanzando niveles óptimos al día 25 (Figura 3).

Figura 3. Infección experimental de gato. Asociación entre excreción de ooquistes *-* y aparición de anticuerpos º-º (Frenkel, 1973).

Los gatos que sobreviven a la infección, quedan como portadores y pueden tener períodos cortos de eliminación de ooquistes, coincidiendo con nuevas infecciones o con reactivación de una toxoplasmosis latente. Se ha demostrado que una superinfección posterior con una coccidia intestinal, Isospora felis, ha determinado la reactivación de la excreción de ooquistes de toxoplasma. Sin embargo, esto no es tan importante puesto que en la naturaleza los gatos se infectan tempranamente con l. felis manteniendo cierta inmunidad por reinfecciones bajas y repetidas.

La administración de corticosteroides en forma prolongada también puede determinar la reexcreción de ooquistes.

Desde el punto de vista epidemiológico, el gato peligroso para la infección humana, es aquel menor de 3 a 4 meses de edad, ya que los de más edad ya se han infectado y ya han eliminado los ooquistes.

5.3.– INFECCIÓN HUMANA

Es necesario distinguir el concepto de la INFECCIÓN y el de la ENFERMEDAD, ya que en la gran mayoría de los casos, la toxoplasmosis es poco frecuente, en cambio la infección es muy común.

La prevalencia mundial de toxoplasmosis presenta una tendencia progresiva a aumentar con la edad, alcanzando niveles que fluctúan entre 40 a 60% en adultos de 20 a 50 años de edad.

Las vías de infección son las ya descritas, pero los mecanismos principales corresponden al carnivorismo y fecalismo. La importancia de una u otra vía depende de los hábitos culinarios y nivel de desarrollo de cada región. Es así que, en Europa o Estados Unidos es más frecuente la ingestión de quistes tisulares al consumir carne cruda o insuficientemente cocida. En cambio, en América Latina, es más frecuente la ingestión de ooquistes. Esto ha sido determinado por el patrón de seroconversión de la población humana según la edad: Cuando la fuente importante son los ooquistes, la seroconversión se produce en la niñez y cuando son los quistes tisulares, la seroconversión se produce en la adolescencia y edad adulta.

La forma de infección transplacentaria es de menor presentación, sin embargo tiene una gran importancia clínica.

5.4.– SOBREVIDA DE LA FORMAS INFECTANTES

5.4.1.– Ooquistes:

Pueden sobrevivir en un ambiente húmedo y ventilado durante varios meses (9 a 12) . Permanecen viables en el agua a temperatura ambiente por 12 a 18 meses; en la tierra húmeda por 6 meses y por varias horas en solución al 33% de sulfato de Zinc. También se ha demostrado que el ooquiste es bastante resistente al agua de mar, manteniendo su viabilidad después de 600 días a 4°C en agua de mar. Ellos son destruídos después de 10 minutos a 56°C ó a –20°C durante una hora.

Son resistenten a ácidos, álcalis y desinfectantes comunes, pero es destruido por el amoníaco al 1%.

5.4.2.– Quistes tisulares:

Los bradizoitos son resistentes a la pepsina y tripsina de los jugos gástricos, mientras que los taquizoitos son bastante más susceptibles.

Los quistes en la musculatura pueden sobrevivir 68 días a 4° C, pero son destruídos después de 10 a 15 minutos a 56°C. La congelación y la desecación los destruyen así como los procesos de salado y ahumado.

6. Patogénesis

Las lesiones que se observan son debidas al daño tisular por la multiplicación de los toxoplasmas en el interior de las células, formas que invaden a otros tejidos. Ello se acompaña de inflamación a base de linfocitos, monocitos y macrófagos que posteriormente sufren un proceso de fibrosis o de gliosis si es en cerebro.

La severidad de las lesiones depende de la virulencia de la cepa de T. gondii y el grado de necrosis celular, siendo ésta causada tanto por las formas proliferativas como por la respuesta de hipersensibilidad. Ello se traduce en un rango de manifestaciones que oscilan entre una infección inaparente; linfoadenopatía o toxoplasmosis glandular; toxoplasmosis febril; encefalitis neonatal o del adulto, especialmente en inmunodeprimidos o toxoplasmosis gestacional; retinocoroiditis; neumonía intersticial.

Los mecanismos inmunológicos pueden frenar la multiplicación activa de los parásitos y se produce la formación de quistes tisulares, estado que representa una relación de equilibrio entre el parásito y el huésped, quedando éste como portador por toda su vida, situación que corresponde a una toxoplasmosis latente crónica. El equilibrio puede alterarse por fallas en las defensas inmunológicas y ello puede conducir a una reactivación de la infección.

 

7. Toxoplasmosis humana

Un aspecto importante que se debe recordar es que la mayoría de las infecciones son asintomáticas y sólo cuadros agudos ola exacerbación cuadros crónicos pueden producir enfermedad. Este concepto es aplicable tanto en medicina humana como veterinaria.

Los grupos de mayor riesgo en el humano, lo constituyen los fetos y pacientes inmunocomprometidos (como es el caso de los infectados con el virus VIH o pacientes de SIDA).

Los síntomas de esta enfermedad son muy variados debido los distintos tipos de células que pueden ser invadidos. Se describen dos formas de la enfermedad: Toxoplasmosis congénita y adquirida.

7.1.– TOXOPLASMOSIS CONGÉNITA

7.1.1.– Humana

Una primoinfección durante el embarazo se puede traducir en abortos, mortinatos, mortalidad perinatal, malformaciones congénitas, severo daño orgánico especialmente del sistema nervioso central, con lesiones caracterizadas por hidrocefalia, microcefalia, encefalitis, y uveítis posterior o coriorretinitis. También es posible que no existan manifestaciones al nacimiento y ellas se vengan a manifestar en el adulto joven, generalmente como problemas de coriorretinitis.

Los fetos infectados temprano durante la gestación (2 a 6 meses) son los más afectados, pero esto sucede con menor frecuencia. En la mayoría de los casos, la transmisión al feto se produce al final de la gestación y los efectos son más leves y suelen manifestarse después del nacimiento.

7.1.2.– Animal

Los cuadros clínicos de toxoplasmosis congénita han sido menos descritos en los animales y se producen cuando las hembras adquieren una primoinfección durante la gestación. Los antecedentes existentes se refieren fundamentalmente a ovinos y provienen de países como Australia, Nueva Zelandia, Inglaterra e Irlanda.

En la toxoplasmosis congénita se presenta muerte embrionaria temprana y reabsorción, muerte fetal y momificación, aborto y muerte perinatal. La infección de las hembras es generalmente asintomática. En los corderos abortados o mortinatos se ven lesiones en el SNC como encefalitis diseminada en la materia gris, lesiones granulomatosas formadas por células de la glia, monocitos e histiocitos, degeneración neurona¡, áreas de desmielinización y leucomalacia focal.

Al existir un cuadro de aborto por esta causa, en la placenta se presentan lesiones de gran tamaño las que son patonogmónicas y consisten en inflamación focal observándose múltiples focos necróticos descoloridos de 3mm de diámetro en los cotiledones, acompañado de calcificación. Una oveja que aborta un año va a parir en forma normal en los años sucesivos, lo que estaría indicando una inmunidad eficiente en esta especie.

El aborto también es el signo clínico de trascendencia que se observa en caprinos, y eventualmente en bovinos y cerdos. Sin embargo, muchas veces son situaciones aisladas que no permiten apreciar la frecuencia real de estos accidentes en las especies involucradas. En Francia no se ha descrito aún casos de toxoplasmosis congénita en ovinos, pero en el Sur–Este del país, se describió un brote de aborto de origen toxoplásmico en equinos.

7.2. Toxoplasmosis adquirida

7.2.1.– Toxoplasmosis adquirida humana

El cuadro clínico de la toxoplasmosis adquirida puede variar desde los inaparentes hasta casos graves fatales con encefalitis. Su presentación puede ser aguda o crónica, la que es subclínica.

En la gran mayoría de los casos, la toxoplasmosis adquirida es asintomática o con sintomatología inespecífica, leve. Estudios serológicos indican que aproximadamente 30 a 40% de la población humana mundial ha desarrollado anticuerpos contra el toxoplasma indicando una exposición previa al protozoo.

La toxoplasmosis sintomática tiene generalmente una presentación benigna que se manifiesta por linfoadenopatías especialmente de los ganglios cervicales. También se pueden presentar otros síntomas inespecíficos como: fiebre, mialgias, cefalalgias, artralgias, anorexia, erupción cutánea.

La toxoplasmosis grave generalizada es menos frecuente, aproximadamente en el 2% de los casos, e incluye compromiso miocárdico, meningoencefálico, pulmonar y digestivo como los más frecuentes. También se presentan lesiones en hígado, bazo, riñón y retinocoroiditis. Los paciente con toxoplasmosis latente que han sido sometidos a transplantes de órganos y, por lo tanto, están sujetos a terapias inmunosupresivas para evitar rechazo; los que sufren del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) y los que están cursando cualquier enfermedad que implique un detrimento de su sistema inmunológico, tienen grandes posibilidades de desarrollar una toxoplasmosis generalizada, muchas veces con resultados fatales.

7.2.2.– Toxoplasmosis adquirida animal

La toxoplasmosis adquirida tiene mayor repercusión en los perros, roedores y en los animales salvajes que viven en cautiverio. Ella sería excepcional en las otras especies animales.

Su presentación puede ser aguda o crónica, siendo ésta subclínica.

7.2.2.1.– Perros

La presentación en el perro ha sido objeto de atención. Afecta especialmente a los perros jóvenes, menores de 6 meses de edad, ya que en los adultos la infección es generalmente asintomática.

Entre los factores asociados a la mayor o  menor gravedad del cuadro, se mencionan la edad y la presencia de infecciones concomitantes simultáneas. Las infecciones virales como el Distemper pueden disminuir la resistencia determinando la reactivación de toxoplasmas presentes en los tejidos. Así, en Inglaterra y Austria se observó que el 99% de los casos clínicos de toxoplasmosis se presentan en conjunto con Distemper.

Los signos clínicos en el perro pueden ser neuromusculares, respiratorios y gastrointestinales. Se describen 3 formas clínicas 1) toxoplasmosis generalizada en perros de 7 a 12 meses de edad 2) toxoplasmosis nerviosa en perros de 4 ó más meses y 3) una forma de radiculoneuritis en cachorros menores de 3 meses.

La toxoplasmosis generalizada se caracteriza por fiebre intermitente, tonsilitis, diarrea, disnea y vómitos. La forma nerviosa se caracteriza por lesiones en el cerebro y médula. La radiculitis se caracteriza por paresis progresiva y parálisis. Los signos nerviosos dependen de la localización de las lesiones en el cerebro o la médula espinal: Ataques y estupor indican lesiones en el cerebro; ataxia, temblores y paso vacilante indican lesiones en el cerebelo; la parálisis de los miembros es señal de lesiones de la espina dorsal. Desgaste muscular, andar anormal y mialgias es indicativo de miositis.

La forma neurológica de toxoplasmosis puede durar varias semanas sin involucrar otros sistemas, mientras que los cuadros que comprometen al sistema respiratorio pueden ser fatal dentro de una semana.

7.2.2.2.– Gatos

La toxoplasmosis clínica del gato parece ser muy poco frecuente. La mayoría de los casos han sido descritos después de la muerte del animal. El ciclo entérico del toxoplasma muy raramente puede ocasionar signos clínicos. Cuando éstos se observan, más bien se deben a la proliferación y diseminación que ocurre durante el ciclo extraentérico.

Se producen signos de anorexia, decaimiento, disnea, tos, neumonía, ictericia, vómitos, fiebre y encefalitis ocasional. Estas manifestaciones pueden persistir por pocos días o bien prolongarse por meses. Aunque probablemente no es común, se ha descrito un cuadro de toxoplasmosis ocular en que se presenta uveítis tanto en la cámara anterior como posterior del ojo. La retinocoroiditis es lo más frecuente, así como en el hombre, aunque en los gatos el T. gondii también puede invadir la coroides, a diferencia del hombre en que el parásito queda restringido sólo a la retina.

7.2.2.3.– Otras especies

Los cuadros de toxoplasmosis adquirida en ovinos señalan la existencia de trastornos nerviosos, observándose congestión e infiltración perivascular. Ovinos infectados experimentalmente exhibieron primordialmente lesiones neuropatológicas, las que ocurren en el 75% de los casos.

Existen pocos antecedentes en bovinos habiéndose observado signos de disnea, tos, descarga nasal, temblores, fiebre y sacudidas de la cabeza. El T. gondii se ha encontrado en el cerebro, pulmón y ganglios linfáticos. En general las manifestaciones clínicas serían semejantes a las observadas en ovinos.

Cerditos recién nacidos y los de hasta 3 semanas de edad serían los más afectados, observándose fiebre, debilidad, tos incoordinación y diarrea. Las lesiones post mortem más frecuentemente descritas son: neumonías, necrosis hepática focal, hidrotorax, ascitis, linfoadenitis y enteritis.

Los equinos también son susceptibles a la toxoplasmosis aunque la enfermedad parece ser excepcional. Ella se ha asociado a encefalomielitis, aunque también se ha descrito la ausencia de manifestaciones clínicas tras la infección experimental del parásito.

Las gallinas son bastante tolerantes aunque pueden también infectarse. En infecciones experimentales de gallinas adultas, se ha requerido alta cantidad de inóculo, demostrándose una parasitemia a los 2 a 3 días después de la inoculación, la que ha desaparecido espontáneamente al cabo de 2 semanas.

En resumen:

La toxoplasmosis representa una enfermedad económicamente importante especialmente en los pequeños rumiantes. En el hombre ella puede tener consecuencias graves.

La sintomatología de la toxoplasmosis adquirida en los animales es poco específica. La forma aguda se traduce en fiebre, trastornos respiratorios o digestivos de diversa intensidad y la aparición frecuente de signos nerviosos de evolución rápida y mortal. A la necropsia se ven múltiples focos necróticos diseminados en los parénquimas.

8. Inmunidad

Los animales jóvenes son más susceptibles por lo que existe una inmunidad por edad. Los anticuerpos aparecen cuando los toxoplasmas desaparecen de la circulación, siendo responsables junto al complemento de la lisis de los parásitos en sangre pero ellos por sí solos no actúan sobre los parásitos intracelulares.

El papel de la inmunidad celular ha sido demostrado por investigadores como Frenckel, Tremonti y otros, la que se manifiesta como una hipersensibilidad retardada o por una transformación linfocitaria inducida por antígenos de Toxoplasma. Los linfocitos sensibilizados conducen a una activación de macrófagos los que aumentan así su capacidad para destruir a los protozoos.

La inmunidad al Toxoplasma está asociada a su presencia en el organismo (fenómeno denominado 'premunición'), es decir a una infección crónica. El estudio de una cepa mutante, relativamente avirulenta de Toxoplasma (ts–4), que no induce la formación de quistes con bradizoitos en los tejidos, permitió el descubrimiento de la existencia de una 'inmunidad estéril'. Esto a su vez, abre el campo a la elaboración de vacunas contra el protozoo, como es la vacuna TS–4 que induce a la formación de anticuerpos, luego de 1 a 3 semanas de su administración subcutánea. La inmunidad que produce ha persistido por 12 meses en ratones. Ella ha sido patentada en Estados Unidos, Europa, Australia y Canadá.

Otra cepa mutante, T–263, sería capaz de inducir inmunidad a nivel del epitelio intestinal del gato, con lo que se impediría la producción de ooquistes. Tal vacuna tendría gran impacto en el control de la toxoplasmosis ya que la contaminación ambiental es un factor esencial en la persistencia de la infección en la naturaleza.

9. Diagnostico

Su diagnóstico clínico no es fácil debido a las inespecificidad de los signos y a que puede coexistir con otras enfermedades.

Entre los métodos directos está la demostración del parásito en los tejidos o en los líquidos orgánicos, los que luego se someten a tinción, la inoculación a animales de laboratorio y cultivos.

Los métodos indirectos son los más empleados y se basan en la detección de anticuerpos y detección de antígenos. En este caso los antígenos se pueden demostrar en cortes histológicos y técnicas inmunohistoquímicas.

Existen numerosas técnicas serológicas que permiten la detección de anticuerpos, como es el caso de: reacción de Sabin y Feldman o 'dye test' (DT), fijación del complemento (C), intradermorreacción (ID), hemaglutinación indirecta (HAI), aglutinación en Itex, inmunofluorescencia indirecta (IFI) y más recientemente la prueba de ELISA.

El DT, IFI y ELISA, además de pesquisar IgG, pueden también detectar IgM por lo que son útiles para el diagnóstico de infecciones congénitas y recientes (de 10 días) ya que esta inmunoglobulina es la primera en aparecer, aún cuando su persistencia ha sido de 9 meses después de la infección.

La prueba de HAI se ha empleado muchísimo por ser económica y fácil de implementar, sin embargo su sensibidad no es muy alta, en cambio II y ELISA requieren una antigamaglobulina –marcada con fluoresceína o enzima– de la especie en estudio, lo que constituye una dificultad. Si se dispone de tal conjugado, estas pruebas deben utilizarse por su mayor sensibilidad y especificidad.

Otra prueba es la enzimoinmunoelectrotransferencia (EITB) o 'western blotting', sin embargo, no se aplica en el diagnóstico de rutina sino que con fines de investigación dirigidos a la caracterización de los antígenos de T. gondii.

La significancia de los títulos de anticuerpos en las diferentes especies, es un tema controvertido puesto que no permiten establecer con absoluta seguridad si una infección toxoplásmica está en fase activa o aguda o reciente o si está en fase estabilizada o crónica.

Se pesquisan anticuerpos mediante DT e IFI a partir de la primera a segunda semana de infección y luego se presenta una alza rápida en las siguientes semanas, llegando a títulos altos, usualmente mayor o igual a 1000. Los títulos no pueden ser correlacionados con el grado de la enfermedad, dado que personas asintomáticas pueden presentar títulos mayores de 32000. También es factible que personas con títulos 1000 a 4000 persistan con estos títulos por meses o años.

Dada esta variación que se presenta en casos aislados, cuando se plantean estudios epidemiológicos, generalmente el criterio para considerar un título positivo se adopta de acuerdo a los antecedentes que aporta la literatura internacional relacionados con esa especie y esa técnica.

En lo que hay acuerdo es que lo más significativo para establecer un diagnóstico certero de enfermedad es la demostración de una alza de título al doble o de 4 veces, en muestras de sangre seriadas con una a dos semanas de intervalo.

El diagnóstico en el gato reviste ciertas connotaciones que deben ser consideradas:

En esta especie se emplean (especialmente en estudios epidemiológicos), las pruebas serológicas que pesquisan anticuerpos y también los exámenes coprológicos, los que permiten visualizar microscópicamente a los ooquistes de T. gondii.

No obstante, cuando se pretende descartar al gato como fuente de infección en un hogar, o en casos clínicos aislados, es recomendable considerar las otras fuentes de infección humana (vía congénita y carnivorismo) que pueden estar involucradas. La interpretación de estos métodos diagnósticos debe ser hecha con cautela por las siguientes consideraciones:

a) Los anticuerpos aparecen semanas después que se han excretado los ooquistes, es decir cuando el mayor peligro de contaminación ya ha pasado (Figura 3). b) Se puede dar la situación de que un gato tenga un titulo alto, pero ello puede estar indicando la existencia de una infección crónica, antigua. c) La eliminación de ooquistes en altas cantidades sólo se produce en la primoinfección (que ocurre antes de los 3 meses de vida del gato) y su patencia es breve de sólo 3 a 19 días (Figura 3). En las siguientes infecciones hay una escasa o nula excreción de ooquistes, debiendo hacerse una identificación de los ooquistes eliminados lo que requiere de un laboratorio especializado, pues debe establecerse el diagnóstico diferencial con otras coccidias del gato.

Planteadas estas dificultades diagnósticas de la toxoplasmosis, es recomendable evitar las dos actitudes extremas que se tienden a originar, es decir, el que se establezca un diagnóstico muy frecuente de la enfermedad o la total ignorancia de su existencia.

10. Control

Su control se basa en el conocimiento de las tres vías de transmisión más frecuente.

El consumo de carne u órganos debe realizarse bien cocido o después de congelarlos a –20°C (destruyéndose así los quistes tisulares) y las verduras que se consumen crudas deben ser lavadas en forma prolija (para evitar la contaminación con ooquistes).

En la mujer embarazada y en huéspedes inmunológicamente deprimidos, se recomienda especial cuidado con la manipulación y consumo de carne semicruda o cruda así como el contacto con excrementos de gatos o con gatitos jóvenes, los que serían más peligrosos.

Con respecto a los gatos, además de alimentarlos con carne o vísceras cocidas, se debe recolectar y eliminar (enterrando profundamente) en forma diaria sus excrementos.

La elaboración de vacunas plantea una nueva posibilidad de control cuya aplicación está siendo evaluada. El control basado en el conocimiento de que el gato excreta ooquistes sólo después de la primoinfección no eliminándolos nuevamente después de reinfecciones, permite una alternativa de un método quimioprofiláctico en gatitos: Consiste en administrar con el alimento una mezcla de sulfadiazina-pirimetamina o bien de monensin (un coccidiostático carboxílico ionóforo), previniendo así la excreción de ooquistes. La vacunación de los gatos podría reducir la transmisión de Toxoplasma, dado que todas las infecciones dependen finalmente de la excreción de los ooquistes.

11. Tratamiento

Se basa en la administración de pirimetamina (Daraprim, un inhibidor del ácido fálico) asociado a sulfonamidas, que tienen una acción sinérgica sobre las formas libres del parásito, pero no sobre los taquizoitos. No existe un tratamiento contra las formas intracelulares del mismo protegidas en los quistes.

Además se han empleado con relativo éxito antibióticos tales como clindamicina y espiramicina, siendo esta última aplicable durante el embarazo por no presentar contraindicaciones como las anteriores.

Otro fármaco empleado es el cotrimoxazol (sulfametoxazol más trimetropin), en dosis altas y por tiempo prolongado.

En casos de toxoplasmosis congénita, se trata a los niños con síntomas y a los hijos de madres con infección activa durante la gestación. Todo recién nacido con títulos más altos que la madre y a los que se les haya detectado IgM en el suero, es tratado.

12. Situación en Chile

11.1. Especie humana

En el transcurso de los años se ha determinado la importancia clínica de la toxoplasmosis tanto en los lactantes con infección congénita como en niños, adolescentes y adultos con toxoplasmosis ganglionar, ocular, cardíaca, etc.

En Chile, la infección afecta aproximadamente al 50% de su población, demostrándose en niños de 6 a 14 años, una tasa de infección de 48%.

Como esta revisión trata el problema veterinario, se hará énfasis a esos aspectos.

11.2. Animal

En Chile, los primeros casos de toxoplasmosis en perro fueron descritos por Alvarez y col. en 1963, en dos perros pertenecientes a personas enfermas de toxoplasmosis.

El primer caso fue un macho, mestizo, adulto, con infarto ganglionar preescapular, hepatomegalia moderada y mioclonías del miembro posterior derecho (probablemente por Distemper). Su título de anticuerpos al DT fue de 4000 y a la FC 160. El parásito fue aislado de exudado peritoneal de ratones inoculados con macerado de corazón y riñón.

El segundo caso fue un macho, mestizo, adulto con adenopatía generalizada, hepato y esplenomegalia y emaciación progresiva.

Al DT de obtuvo un título de 256, siendo aislado el protozoo de ratones inoculados con macerado de higado y bazo.

En 1964, Alcaíno y col. describieron un caso de leucosis canina asociada a infección por T. gondii en un macho de 6 años con evidente caquexia, anemia, ganglios aumentados de tamaño, duros y sensibles, espleno y hepatomegalia y riñones aumentados de volumen. Su título al DT fue de 256. Al inocular en ratones un macerado de ganglios, se obtuvo un título de 8000 con aislamiento del parásito.

En el año 1959, se realizó un estudio prevalencial en 200 perros, encontrándose un 43% al DT. En cerdos de criaderos provenientes de la V a la X Región, Ramsay obtuvo un 51,1 % de infección mediante IFI.

Estudiando la epidemiología de la toxoplasmosis en el Archipiélago de Juan Fernández, se determinó en 1989, una frecuencia general de 44,8% de positivos a la prueba de HAI en 58 animales domésticos (31 perros y 27 gatos) y 50 conejos y 12 cabras.

Estudios realizados mediante la prueba de DT en equinos y bovinos procedentes de mataderos, se obtuvieron porcentajes de infección, correspondientes a 8% y 7,5%, respectivamente.

En 1982, en el Laboratorio de Parasitología de la Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias, iniciamos una línea de investigación que incluye una serie de estudios sistemáticos en diversas especies animales acerca de los protozoos del Phylum Apicomplexa, con el objeto de dimensionar en nuestro país la importancia de entidades tales como sarcosporidiosis, isosporosis, criptosporidiosis, coccidiosis, toxoplasmosis, etc.

Los resultados obtenidos señalan la existencia de la infección toxoplásmica, en las distintas especies animales, con frecuencias variables pero en general con porcentajes semejantes a los descritos en la literatura internacional:

- En 178 perros de la Comuna de San Bernardo, Santiago, se encontraron 11,8 con títulos significativos a la prueba de HAI. - En una muestra de 127 mamíferos exóticos del zoológico de Santiago, encontramos una prevalencia general de 27,5%, correspondiéndole a los carnívoros el más alto porcentaje (46,6%). En 143 conejos silvestres de la zona precordillerana del Rio Renaico se encontró un 13,3% de conejos silvestres positivos a la prueba de HAI, la mayoría con títulos de 32. De 65 gatos de áreas marginales de Santiago, se encontró un 40 % (26 animales) de positivos según HAI, presentando la mayoría títulos superiores a 128 y 256. - En 266 caprinos de la Región Metropolitana, se determinó un 49,% de reaccionantes a la prueba de IFI. - En 447 alpacas de la I Región se encontró un 7,16% de infección mediante HAI.  Empleando esta misma técnica en 408 ovinos procedentes de diversas regiones de todo el país, se obtuvo una prevalencia de 27,94%.

El criterio empleado en los estudios anteriormente citados, fue considerar como positivos aquellas muestras con título igual c mayor 16.

De acuerdo a información aportada por especialistas en el manejo ovejero, el problema de abortos en esta especie, es de poca trascendencia en nuestro país y cuando éstos se producen, generalmente se originan por problemas de manejo en el momento del encaste o por problemas de desnutrición*.

Los antecedentes aportados demuestran que es necesario continuar con los estudio: tendientes a precisar cuál es con exactitud la trascendencia en sus aspectos clínicos,. reproductivos de la toxoplasmosis en un, explotación animal especialmente en ovino; y caprinos. El efecto de la seroconversión de ovinos negativos a positivos en un rebaño monitoreado en el tiempo, podría constituír una buena manera de apreciar los efectos en la producción de estas especies Así también se recomienda a los médico, veterinarios dedicados a especies meno res, considerar, especialmente en caninos a la toxoplasmosis como un posible diagnóstico ante la presencia de cuadros de tipo nervioso o visceral. En relación a los cuadros abortivos de la mujer, considerar el rol del gato en la diseminación al ambiente de esta infección, pero en su justa dimensión es decir, no dejando de lado las otras vía: de infección que puedan estar operando el un momento determinado.

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* Comunicación personal:

– Dr. Cristián Crempien. Médico Veterinario. Profesor Titular Producción Ovina. Fac. Ciencias Veterinarias y Pecuarias, Universidad de Chile.

– Sr. Guillermo García. Ingeniero Agrónomo. Profesor Titular Producción Ovina. Fac. Ciencias Agrarias y Forestales, Universidad de Chile.