Introducción

La alpaca es uno de los camélidos suda­mericanos domesticados existentes en el país y cuya población alcanza a los 30.89 animales, concentrada preferenemente en el altiplano I y II Regiones (Briones, 1987). Existen dos razas de alpacas, huacaya y surf (Fernández-Baca, 1971), en Chile sólo se encuentra la huacaya, que se diferencia de la suri en la forma del vellón.

El sistema de explotación en el altiplano es en un régimen extensivo con escaso manejo, utilizando praderas de pastos duros formadas por los deshielos conocidos con el nombre de bofedales. Comparten y conviven en este hábitat con otros camé­lidos, tales como la llama y vicuña, lo que ha determinado que frecuentemente exis­tan entrecruzamientos en ¡as diferentes especies formándose mestizos fértiles, llamados paco-vicuña y huarizos (De Carolis, 1987). Esta situación agregada a la existencia de una sola raza y condicio­nes especiales de nuestro país, podrían determinar características particulares a la alpaca chilena que eventualmente diferi­rían de otras existentes en países limítro­fes.

En Chile, en los últimos años, esta especie animal ha despertado gran interés comer­cial producto de la demanda para exporta­ción a diferentes países del mundo (ODEPA, 1983-1988) como también para incorpo­rarla a la zona central del país, utilizando terrenos marginales dadas las excepcio­nales condiciones de rusticidad. Como consecuencia de lo anterior, se está produ­ciendo una incipiente demanda de profe­sionales para asesorar a productores del punto de vista productivo y clínico, situa­ción que no ocurría anteriormente, salvo en el altiplano a través de médicos veteri­narios de organismos estatales que pres­tan asesoría extensiva y básica para los productores de esa zona.

El escaso conocimiento e investigación que existe en nuestro país de este animal, nos ha llevado a iniciar una serie de estudios conducentes a determinar la potencialidad productiva y la respuesta fisiológica de aclimatación, producto de un cambio de hábitat, partiendo de lo esencial que es caracterizar constantes fisiológicas de interés clínico y que no necesariamente son las mismas que las alpacas peruanas, objetivo del presente trabajo.

Materiales y método

El estudio fue realizado durante el período de mayo a agosto, equivalente a otoño­-invierno, utilizando alpacas adultas machos y hembras clínicamente sanos, con características morfométricas, peso, altura, disposición del pelaje y forma de cabeza que se ajustan a los estándares descritos para la especie (Pumayalla, 1971).

Los animales fueron separados en dos grandes grupos: A) altiplano, constituiídos por 29 individuos provenientes de 3 zonas de la provincia de Parinacota (Caquena, Parinacota, Las Cuevas), I Región, mantenidos en un régimen de crianza extensiva tradicional con pastoreo en bofedales; B) zona central, integrado por 30 alpacas en un régimen de semiconfinamiento, alimentadas con heno de alfalfa y pastoreo ocasional, en predios de Peñalolén y Colina, Región Metropolitana. Este último grupo, fuera de la selección por características externas, debían estar constituidos por animales nacidos en la zona o haber permanecido en ella a lo menos un año.

Las constantes en estudio fueron registra­das en dos oportunidades: en la mañana, entre las 9-11 A.M. y en la tarde, entre las 4-6 P.M., controlándose en cada oportunidad las características climáticas existentes en el momento, tales como temperatura ambiental, humedad relativa y presencia de viento. No se realizaron registros durante los días de lluvia o inmediatamente posteriores a éstos.

Las constantes fisiológicas evaluadas fueron obtenidas 20 min. posteriores al rodeo de los animales, de manera que se estabilizaran a una condición de relativo reposo. Estas fueron: 1) frecuencia cardíaca (FC), obtenida por auscultación toráxica izquierda a la altura del 54 espacio intercostal; 2) frecuencia respiratoria (FR), determinada por auscultación y observación visual de los movimientos respiratorios a nivel del flanco; 3) temperatura rectal (T°R), registrada con termómetro clínico digital; 4) movimientos ruminales (MR), detectados a través de palpación median­te la aplicación del puño en el flanco izquierdo y 5) volumen globular aglomerado (VGA), con el sistema de tubos al vacío con EDTA y cuantificado por centrifugación en microcentrífuga.

Los resultados obtenidos fueron compara­dos estadísticamente mediante la prueba de 'T' de Student, muestras independientes o asociadas, dependiendo del tipo de comparación.

Resultado y discusión

En general los resultados obtenidos permiten señalar que desde el punto de vista de las constantes fisiológicas de interés clínico, existe una similitud entre los animales mantenidos en el altiplano y zona central. Sin embargo, esta situación no ocurre con frecuencia cardíaca, lo que podría inducir a errores en el diagnóstico si este fenóme­no no es considerado (Cuadro 1).

CUADRO 1 FRECUENCIA CARDIACA DE ALPACAS (lat/min)

ALTIPLANO

N

MAÑANA

TARDE

PROMEDIO

Machos

13

54,69 ± 15,11

55,62 ± 16,37

55,15 ± 15,44

Hembras

16

53,75 ± 10,40

52,56 ± 13,98

53,15 ± 12,14

Promedio

29

54,17 ± 12,49a

53,93 ± 14,90b

54,05 ± 13,63c

ZONA CENTRAL

Machos

10

65,70 ± 12,45

71,40 ± 12,47

68,55 ± 12,48

Hembras

20

67,60 ± 14,72

67,30 ± 10,05

67,45 ± 12,14

Promedio

30

66,97 ± 13,82a

68,66 ± 10,58b

67,82 ± 12,20c

Los resultados están expresados como promedio ± desviación estándar. a,b,c, Letras iguales indican diferencias significativas en los promedios dentro de una columna (p < 0.05).

Llama la atención que la actividad cardíaca, en términos de su frecuencia, aparezca diferente ( p < 0.05) en los animales de la zona central en comparación con el grupo del altiplano, siendo los promedios gene­rales, 67,82 ± 12,20 y 54,05 ± 13,63, respectivamente. Sería dable de esperar que las alpacas, al igual que otros mamí­feros, presentasen una mayor frecuencia en un ambiente de baja tensión de oxígeno (altura), sin embargo se observó exacta­mente lo contrario. Este fenómeno había sido evidenciado anteriormente por Martínez et al., (1988), a través de regis­tros electrocardiográficos, habiendo obte­nido valores promedios superiores a los del presente trabajo, pero con iguales características. Las diferencias pueden explicarse por las distintas técnicas empleadas, ya que si bien es cierto que la electrocardiografía otorga resultados más pecisos, no es menos cierto que esta técnica implica una situación estresante mayor para el animal.

La respuesta tan particular de la frecuencia cardíaca, podría indicar que los anima­les de la zona central se encuentran bajo los efectos de un estrés mantenido, provocando la liberación de catecolaminas e induciendo una respuesta cronotrópica mediada por receptores beta adrenérgicos (Cohen y Sherman, 1986); sin embargo, parece extraño que esto ocurra pasado un año de permanencia en la zona y sólo se podría comprobar a través de la determinación de catecolaminas y cortisol. Resulta más lógico pensar que el fenómeno es producto de una aclimatación, en donde se podría especular que la hipertrofia cardíaca observada en el altiplano (Martínez et al., 1988), tiende a desaparecer, disminuyendo el gasto sistólico que sería compen­sado con una mayor frecuencia cardíaca.

Las otras constantes fisiológicas evaluadas no presentaron diferencias significativas (p > 0.05) al comparar los resultados del altiplano y zona central. Sin embargo, se pudo observar que algunas de estas variables diferían entre la mañana y tarde, tal situación y que es una característica típica de animales homeotermos (Schmidt­ Nielsen, 1987), ocurre con temperatura rectal en que se aprecian diferencias significativas (p < 0.05) entre mañana y tarde, tanto para machos y hembras de la zona central o del altiplano (Cuadro 2). Induda­blemente esto es consecuencia de una mayor actividad metabólica durante el día. Cabe destacar que los rangos promedios extremos se presentaron en las hembras del altiplano, con registros de 37,83 ± 0,61, en la mañana y 38,60 ± 0,69, en la tarde.

CUADRO 2 TEMPERATURA RECTAL DE ALPACAS (°C)

ALTIPLANO

N

MAÑANA

TARDE

PROMEDIO

Machos

13

37,99 ± 0,58

38,52 ± 0,56*

38,62 ± 0,57

Hembras

19

37,83 ± 0,61

38,60 ± 0,69*

38,22 ± 0,66

Promedio

29

37,89 ± 0,60

38,56 ± 0,62*

38,23 ± 0,69

ZONA CENTRAL

Machos

10

38,11 ± 0,40

38,57 ± 0,26*

38,34 ± 0,35

Hembras

20

38,25 ± 0,48

38,58 ± 0,22*

38,42 ± 0,39

Promedio

30

38,21 ± 0,45

38,58 ± 0,23*

38,39 ± 0,36

Los resultados están expresados como promedios ± desviación estándar. * Indica diferencia significativa al comparar los promedios de mañana y tarde (p < 0,05).

Otra variable que presentó diferencias a lo largo del día fue la frecuencia respiratoria (Cuadro 3), observándose un incremento en horas de la tarde, posiblemente como consecuencia de una mayor actividad metabólica o por mecanismos termorreguladores en animales de la zona central especialmente. Llama la atención que las hembras presentaron en las mañanas una FR inferior a los machos (p < 0.05), que podría inducir a pensar en una actividad metabólica menor o, tal vez, que la actividad respiratoria se caracteriza por una mayor amplitud en cada acto respiratorio y consecuentemente una menor frecuencia.

CUADRO 3 FRECUENCIA RESPIRATORIA DE ALPACAS (actos respirato rios/min)

ALTIPLANO

N

MAÑANA

TARDE

PROMEDIO

Machos

13

24,92 ± 6,94a

29,69 ± 6,97*

27,69 ± 7,26b

Hembras

16

20,62 ± 4,83a

27,50 ± 5,82*

24,06 ± 6,31b

Promedio

29

22,77 ± 6,35

28,38 ± 6,34*

25,37 ± 6,64

ZONA CENTRAL

Machos

10

27,60 ± 5,39c

29,20 ± 9,19

28,40 ± 7,38d

Hembras

20

20,00 ± 5,11c

28,10 ± 7,06*

24,05 ± 6,19d

Promedio

30

22,13 ± 6,45

28,46 ± 7,69*

25,29 ± 7,22

Los resultados están expresados como promedio ± desviación estándar. * Indica diferencias significativas al compararlos promedios de mañana y tarde (p < 0,05). a,b,c,d, Letras iguales indican diferencias significativas en los promedios dentro de una columna (p < 0,05).

Las variables evaluadas que no presentaron diferencia en función de la zona, sexo y hora del día, fueron el volumen globular aglomerado (Cuadro 4) y los movimientos ruminales (Cuadro 5). El primero de ellos oscilo alrededor del 30%, valor que es indudablemente más bajo en comparación con otros mamíferos (Kaneko, 1980). Los resultados del presente trabajo son absolutamente diferentes a los encontrados por Montes et al. (1983), quienes señalan valores mayores y distintos entre machos y hembras, que incluso los V.G.A. individuales extremos de nuestros machos no alcanzan el promedio señalado por los autores citados. Por otro lado, investigadores peruanos (Sillau, et al., 1972), encontraron valores muy parecidos a los del presente trabajo.

CUADRO 4 VOLUMEN GLOBULAR AGLOMERADO DE ALPACAS (%)

ALTIPLANO

N

MAÑANA

TARDE

PROMEDIO

Machos

13

31,35 ± 4,41

33,17 ± 3,40

32,26 ± 3,97

Hembras

16

28,58 ± 4,03

30,75 ± 4,48

29,66 ± 4,34

Promedio

29

29,82 ± 4,36

31,84 ± 4,15

30,82 ± 4,34

ZONA CENTRAL

Machos

10

32,40 ± 5,10

28,90 ± 3,38

30,65 ± 4,34

Hembras

20

31,90 ± 3,83

31,05 ± 3,16

31,47 ± 3,52

Promedio

30

32,07 ± 4,32

30,33 ± 3,29

31,20 ± 3,85

Los resultados están expresados como promedio ± desviación estándar.

CUADRO 5 MOVIMIENTOS RUMINALES DE ALPACAS (mov. c/3 min.)

ALTIPLANO

N

MAÑANA

TARDE

PROMEDIO

Machos

13

5,38 ± 1,50

5,38 ± 1,50

5,38 ± 1,50

Hembras

16

4,60 ± 1,30

5,20 ± 1,21

4,90 ± 1,27

Promedio

29

4,96 ± 1,43

5,28 ± 1,33

5,12 ± 1,38

ZONA CENTRAL

Machos

10

4,88 ± 1,45

4,88 ± 1,45

4,88 ± 1,45

Hembras

20

4,00 ± 2,03

4,47 ± 1,66

4,24 ± 1,93

Promedio

30

4,29 ± 1,95

4,60 ± 1,61

4,45 ± 1,79

Los resultados están expresados como promedio ± desviación estándar.

En relación a la actividad ruminal manifestada por contracciones palpadas externamente, estas oscilaron en un rango promedio de 4,00 ± 2,03 y 5,48 ± 1,50 en 3 minutos, valores bastante más altos que los observados en otros rumiantes (Itabisashi, 1970) y que algunos autores señalan como una de las condicionantes de la mayor eficiencia de conversión de las alpacas (San Martín y Bryant, 1987).

Agradecimientos

Gran parte de los animales utilizados en esta investigación pertenecen a los pro­ductores Srs. Alvaro González y Guillermo Atria, a quienes deseamos expresar nues­tro agradecimiento por las facilidades otorgadas.

Bibliografía

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