INTRODUCCIÓN

La isoeritrolisis neonatal es una enfermedad de origen inmunogénico que afecta al potrillo recién nacido, debido a un fenómeno de isoinmunización de la madre, la cual produce isoanticuerpos contra los eritrocitos del feto durante la preñez, desenca­denando en el potrillo, luego de la ingesta de calos­tro, un cuadro clínico grave y a menudo fatal, ca­racterizado principalmente por la presencia de anemia hemolítica e ictericia (Stormont, 1975).

La enfermedad con el transcurso del tiempo ha sido reconocida con diversos nombres tales como: Ictericia del potrillo, Enfermedad hemolítica, Enfer­medad isohemolítica, Ictericia Hemolítica, Anemia Hemolítica y actualmente se le conoce como Isoe­ritrolisis nombre dado por Hagan y Bruner en 1951.

HISTORIA

La enfermedad se reconoce en el hombre y en el equino desde hace dos siglos, aunque la etiología exacta fue establecida en 1941 por Levine et al, quienes demostraron que la isoinmunización con el antígeno RH era la causa de la eritroblastosis fetal en humanos. Posteriormente, se descubrió que la isoinmunización era la responsable de la enfermedad hemolítica en el burro (Caroli y Bessis, 1947), caballo (Bruner et al, 1948) y cerdo (Dolí y Brown, 1954).

Se ha reproducido experimentalmente en cer­dos (Bruner et al, 1949), perro (Young et al, 1951) y vaca (Langford et al, 1971).

ETIOLOGÍA

La isoinmunización puede ocurrir en forma natu­ral, o bien ser inducida por transfusiones sanguí­neas a la yegua con un donante incompatible o por el uso de vacunas que contengan eritrocitos equi­nos (Rinoneumonitis equina).

La ocurrencia natural de la enfermedad se pro­duce cuando eritrocitos o factores antigénicos eri­trocitarios fetales penetran a la circulación materna durante la gestación. Esto se puede producir por una hemorragia fetomaternal a fines de la gesta­ción, por necrosis placentaria, adherencias y anas­tomosis fetomaternal, o bien desencadenarse por maniobras quirúrgicas como cesárea, maniobras vaginales defectuosas frente a una distocia, y se­paración manual de la placenta (Mansman et al, 1982).

Sin embargo, es necesario tener presente que los determinantes antigénicos eritrocitarios del neonato que pueden reaccionar con la madre y desencadenar la formación de isoanticuerpos son aquellos determinantes heredados solamente del componente paternal, por lo tanto, esto implica que el potrillo heredó el grupo sanguíneo de su padre, y que al producirse un escape de eritrocitos por las causas ya señaladas son reconocidos como antí­genos por la madre, desencadenando la produc­ción de isoanticuerpos, los cuales son aportados al potrillo vía calostral (Parry et al, 1948, Stormont, 1975, Stormont, 1982).

Debido al pasaje transplacental de antígenos eritrocitarios fetales, se produce en el suero de la hembra un incremento en el título de isoanticuer­pos en los últimos meses de gestación, lo cual indica que su producto, de no tomarse medidas de manejo, sufrirá invariablemente de isoeritrolisis (Bone et al, 1963).

Muchas hembras, sin embargo, que gestan po­trillos que heredaron el grupo sanguíneo del padre, no manifiestan un incremento en el título de isoanti­cuerpos durante la preñez, o bien disminuyen los títulos desencadenados por preñeces anteriores, lo cual indica que cuando la placentación es normal los eritrocitos fetales no alcanzan la circulación materna y así la isoeritrolisis no es una consecuen­cia inevitable de la incompatibilidad sanguínea ma­terno-fetal (Jubb-Kennedy, 1970).

La etiología por transfusión sanguínea incompa­tible a la hembra, genera en ésta la producción de altos títulos de isoanticuerpos, los cuales son apor­tados ya preformados al potrillo vía calostral, pre­sentándose la isoeritrolisis cuando el producto tie­ne el mismo grupo sanguíneo que el donante ma­ternal.

La etiología por el uso de vacunas que conten­gan eritrocitos equinos puede desencadenar el cuadro en el potrillo de manera similar a lo que sucede por transfusión sanguínea incompatible.

En el equino la membrana del eritrocito puede presentar hasta 30 determinantes antigénicos, los cuales al ser reconocidos como extraños pueden desencadenar la producción de isoanticuerpos. Estos determinantes antigénicos se segregan en 8 sistemas genéticos de grupos sanguíneos que pa­ra el equino son: Sistema A, C, D, K, P, Q, T y U. Como cada sistema puede presentar diversas combinaciones de determinantes antigénicos, los equinos pueden presentar aproximadamente 400.000 tipos sanguíneos diferentes (Stormont, 1982).

En equinos el determinante antigénico A del sis­tema A y el determinante Q del sistema Q se ven involucrados en el 86% de los casos diagnostica­dos de isoeritrolisis en Estados Unidos, por lo cual se debe tener en cuenta al efectuar las cruzas o transfusiones sanguíneas tener especial cuidado con ambos sistemas sanguíneos (Stormont, 1982).

PATOGÉNESIS

La isoinmunización se presenta cuando existe incompatibilidad de determinantes antigénicos en­tre el feto y su madre, siempre y cuando se cum­plan ciertas condiciones ya analizadas en la etiolo­gía. Los anticuerpos producidos por la madre con­tra los eritrocitos fetales se concentran en el calos­tro, alcanzando un título 4 a 8 veces superior al título sérico. El feto no es afectado 'in utero' debi­do a que no existe paso transplacentario de anti­cuerpos, que corresponde generalmente al tipo IgG (Stormont. 1975. Stormont. 1982).

Excluyendo otras enfermedades, el potrillo nace absolutamente normal, desencadenándose el cua­dro clínico una vez que el animal ingiere calostro. Los anticuerpos presentes en el calostro son ab­sorbidos por la mucosa del yeyuno-íleon, pasan a circulación del potrillo destruyendo así los eritroci­tos. La hembra forma isoaglutininas que producen la aglutinación eritrocitaria, su posterior remoción de la circulación general y su destrucción en híga­do y bazo e isohemolisinas que producen hemóli­sis intravascular.

La severidad de la enfermedad depende de fac­tores tales como:

a) Tipo de anticuerpos, b) Título de anticuerpos presentes en el suero y calostro de la hembra, c) Volumen de calostro secretado por la hembra, d) Volumen de calostro ingerido y absorbido por el potrillo y e) Naturaleza de la reacción antígeno­anticuerpo (Bone et al, 1963, Mansman et al, 1982).

La declinación natural del título de isoanticuer­pos séricos en la madre se produce al no haber preñez en un año; durante la preñez cuando el feto y la madre tienen grupos sanguíneos compatibles, pero también durante la preñez aunque exista in­compatibilidad de grupos, pero la placentación es normal, por tanto, los eritrocitos fetales no alcan­zan a la circulación materna. Sin embargo, muchas hembras que portan significativos títulos de isoan­ticuerpos, éstos persisten hasta la preñez siguien­te y se presentará isoeritrolisis en el segundo potri­llo, aunque sus eritrocitos no tengan acceso a la circulación materna (Jubb-Kennedy, 1970). Si la hembra es expuesta al mismo antígeno en una preñez sucesiva, ésta desarrolla una respuesta anamnástica, produciendo suficiente cantidad de isoanticuerpos necesarios para producir isoeritroli­sis en su producto (Mansman et al, 1982).

SINTOMATOLOGÍA

El potrillo, descartando otras patologías, nace sano, ingiere calostro de su madre y luego perma­nece activo por un corto período del tiempo. 12 a 36 horas post nacimiento se presenta decaído, débil, no se alimenta y generalmente permanece postrado. Se presenta taquicardia y taquipnea marcada especialmente después de algún ejerci­cio. Las membranas mucosas se observan pálidas las primeras 24 horas, apareciendo ictericia entre las 24 a 48 horas, la cual se hace progresivamente más intensa entre el 4º y 6º día. La temperatura es normal y en ocasiones producto de la debilidad y el decúbito hay hipotermia. Si el cuadro es muy agu­do, representado por intensa palidez en las muco­sas y hematocrito muy reducido, se presenta he­moglobinuria sobre las 48 horas de vida.

El curso de la enfermedad es variable, y en ocasiones el potrillo muere de anemia aguda entre las 12 a 36 horas post nacimiento; sin embargo, la mayor mortalidad se presenta entre el 3ºa 4º día de vida (Bone et al, 1963).

PATOLOGÍA

A la necropsia la enfermedad se caracteriza por presentar en forma constante anemia e ictericia. Los potrillos que mueren por la forma peraguda de la enfermedad, o sea entre el nacimiento y las 12 horas, muestran solamente anemia. La ictericia se hace evidente luego de las 48 horas de vida y aumenta en severidad con la edad.

En la forma aguda y peraguda, el bazo está aumentando de volumen y de color azul oscuro y luego de un curso de 4 a 5 días el bazo vuelve a su tamaño normal o está algo reducido y contiene poca sangre. En la forma peraguda, el hígado pro­ducto de la anemia se presenta pálido, cuando la ictericia es marcada se observa hepatomegalia, y está de color oscuro y teñido con pigmentos bilia­res.

Cuando existe hemoglobinuria o ictericia marca­da, los riñones se presentan aumentados de volu­men y pigmentados. Los pulmones se observan edematosos y en algunas ocasiones se observan hemorragias en las serosas; el color de la orina varía desde un amarillo pálido a un color vino tinto.

Histológicámente se observa eritrofagocitosis en hígado y bazo, y cambios degenerativos sim­ples en órganos internos. En hígado en los casos agudos y peragudos se observa necrosis centrolo­bulillar (Jubb-Kennedy, 1970).

DIAGNOSTICO

El diagnóstico clínico se puede asumir ante la presencia de un potrillo que se mantiene afebril, débil, postrado y asociado con anemia, taquicar­dia, taquipnea y aglutinación de los eritrocitos en su propio plasma.

La confirmación del diagnóstico se realiza me­diante tests serológicos que detectan la presencia de anticuerpos en el suero, calostro y leche tem­prana de la hembra y en el suero del potrillo recién nacido (Bone et al, 1963; Mansman et al, 1982).

En el potrillo que ya ha ingerido calostro y se sospecha de isoeritrolisis, es necesario realizar el test de Coombs directo para detectar la presencia de isoaglutininas. Si se sospecha de la enferme­dad y el potrillo aún no ha ingerido calostro, es preciso realizar el test de Coombs indirecto.

También se pueden realizar test de aglutinación rápidos (test de campo), consistentes en tomar 1 ml de eritrocitos del potrillo, lavarlos 3 veces en solución salina y resuspenderlos en una solución al 3%. Se toman partes iguales de la suspensión de eritrocitos y de calostro y se mezclan en un tubo de ensayo de 5 mm. Luego de 1 hora de incubación a temperatura ambiente, se obtiene una gota que es colocada en un portaobjeto y se observa al micros­copio para verificar presencia o ausencia de agluti­nación. Si la formación de 'rouleaux' es confusa, se puede agregar 1 gota de solución salina. Si se observa aglutinación, el resultado es positivo; sin embargo, un resultado negativo tiene un valor limi­tado porgue la incidencia de la presencia de lisinas es mayor que la de aglutininas.

Sin embargo, aunque no hay test rápidos de campo absolutamente concluyentes, la decisión diagnóstica no debe prolongarse, y así muchas veces el diagnóstico se hace en base a anamnesis y síntomas clínicos.

El diagnóstico serológico inequívoco lo propor­ciona el test de Coombs (Stormont, 1975).

PRONOSTICO

La severidad del cuadro está en directa relación con el grado de destrucción eritrocitaria, de tal forma que un buen método para evaluar el cuadro consiste en determinaciones diarias del V.G., ya que la cuenta eritrocitaria puede caer a 2.500.000 a 3.000.000 por u/lt dentro de las primeras 12 a 24 horas.

Aquellos animales que mantienen una cuenta eritrocitaria de 6 millones o más, no requieren tera­pia de transfusión, entre 4 y 6 millones tienen ex­pectativas de sobrevivir aún sin transfusión y bajo 3 millones de eritrocitos por u/lt la transfusión es imprescindible para tratar de recuperar al animal (Bone et al, 1963).

La presencia de anticuerpos maternos libres en el suero del potrillo 24 a 48 horas post nacimiento, indican que la anemia será muy severa y la recupe­ración lenta y se recomienda en forma urgente la exsanguinación-transfusión. La ausencia de anti­cuerpos maternos libres en el suero del potrillo indica que la destrucción de eritrocitos será menor .y la recuperación más rápida (Bone et al, 1963).

TRATAMIENTO

Una de las primera medidas a considerar consis­te en el reposo del animal hasta que la cuenta eritrocitaria se aproxime al rango normal.

El tratamiento esencialmente debe estar dirigido hacia la mantención de la homeostasis. La primera deficiencia producto de la reacción antígeno­anticuerpo conduce a anemia y como consecuen­cia hay déficit en la capacidad de transportar 02. Los corticoides a menudo disminuyen los efectos sistémicos de la reacción antígena-anticuerpo.

Transfusión sanguínea con un donante compati­ble es imprescindible realizarla cuando el hemato­crito es inferior a 12 a 14% o la cuenta eritrocitaria es inferior a 3.000.000 por u/It.

Durante el curso temprano de la enfermedad y cuando el potrillo pudiera tener anticuerpos mater­nos circulantes, se pueden transfundir en ausencia de donante compatible, eritrocitos maternos lava­dos 3 veces en solución salina con el objeto de remover los isoanticuerpos presentes en el plas­ma. Sangre entera de un donante compatible tam­bién se puede utilizar con el objeto de restablecer la cuenta eritrocitaria, siendo el donante ideal aquel que no pertenezca a los sistema A y Q (Stor­mont, 1982).

Se recomienda la exsanguinación-transfusión cuando los valores para la serie roja caen a niveles críticos como Hematocrito 10%, Cuenta Eritrocita­ria 2.000.000/ul, Hb 4g/dl o bien cuando la bilirrubi­na se encuentra sobre 28-20 mg/dl (Robert y Ar­cher, 1966).

La terapia de fluidos es esencial para mantener el volumen sanguíneo circulante, reemplazar los déficit metabólicos y estimular la función renal.

Debido a la disminución de la capacidad trans­portadora de oxígeno de la sangre, los tejidos peri­féricos utilizan la glicólisis anaeróbica, conducien­do así a la producción de una acidosis metabólica.

La hipoglicemia es una secuela común en potri­llos severamente afectados.

El compromiso renal evidenciado por un aumen­to del nitrógeno ureico y creatinina sérica se obser­va a menudo en los casos que sobreviven luego del 4º a 5º día de edad.

La terapia debería entonces incluir además la aplicación de una solución polielectrolítica balan­ceada con el objeto de mantener el volumen san­guíneo circulante y estimular la diuresis, bicarbo­nato de sodio con alcalinizante y una solución de glucosa al 5-10%, para suministrar un sustrato energético metabólico.

En relación a volumen sanguíneo a transfundir, bicarbonato, glucosa, solución polielectrolítica, etc., las dosis se determinarán según la gravedad del cuadro clínico, compromiso sistémico, evolu­ción del cuadro, etc., por lo cual no se ha indicado en el texto ninguna dosis, puesto que se determi­narán según cada caso individual (Mansman et al, 1982).

PREVENCIÓN

La isoeritrolisis puede ser prevenida mediante el uso de test orientados a determinar la presencia de isoanticuerpos en la madre antes del nacimiento del potrillo, o bien por adecuadas medidas de ma­nejo en la hembra ya sensibilizada y en su potrillo luego del nacimiento.

El suero y pre-calostro de una hembra sin ante­cedentes de isoinmunización, debe confrontarse con eritrocitos del padre 1 a 2 semanas antes del nacimiento. Si existe aglutinación y/o hemolisis de los eritrocitos del padre, indica que la hembra está isoinmunizada y de no tomarse adecuadas medi­das de manejo, el potrillo presentará isoeritrolisis (Stormont, 1975).

La hembra ya isoinmunizada continúa secretan­do anticuerpos en el calostro en gestaciones suce­sivas, por lo cual se puede esperar la presentación de isoeritrolisis si la hembra gesta productos que tengan similar grupo sanguíneo contra la cual ya está sensibilizada.

Un aumento en el título de anticuerpos maternos durante los 4 últimos meses de gestación, indican que ésta gesta un potrillo incompatible en relación a grupos sanguíneos, por lo cual será necesario tomar las medidas de manejo en la madre y en el producto para evitar la presentación clínica de la enfermedad (Bone et al, 1963, Stormont, 1975).

En el caso de una hembra ya sensibilizada, se pueden usar 2 alternativas:

1) Ser cubierta por un potro de similar grupo san­guíneo con el fin de evitar la incompatibilidad, y así producir un potrillo cuyos eritrocitos no se­rán destruidos por los anticuerpos maternos. 2) Cruzar la hembra con cualquier potro sin impor­tar su grupo sanguíneo y posteriormente tomar las medidas de manejo en la hembra y en el potrillo recién nacido para evitar la presentación clínica de la enfermedad, por lo cual el parto debe ser atendido, colocar un bosal al potrillo y realizar test serológicos antes que éste ingiera calostro.

Los eritrocitos del potrillo deben confrontarse con el suero y calostro de la madre. Si no se obser­va aglutinación y/o hemolisis, el potrillo puede ser amamantado por su madre, ya que el calostro está libre de isoanticuerpos.

Si se observa aglutinación y/o hemolisis, el potri­llo no puede ingerir calostro de su madre, debiendo ser alimentado en forma artificial, y la hembra debe ordeñarse periódicamente, en lo posible cada 2 horas, con el fin de drenar rápidamente los isoanti­cuerpos calostrales, los cuales son eliminados con ordeñas periódicas entre las 18 y 24 horas (Bone et al, 1963; Mansman et al, 1982).

Los potrillos pueden volver a ser alimentados por sus madres después de 48 a 72 horas, ya que no es posible la absorción de isoanticuerpos por parte de la mucosa del yeyuno-íleon.

Los potrillos deprivados del calostro materno de­ben ser alimentados en forma artificial, y en lo posible debe aportárseles calostro de otra hembra dentro de las primeras 36 horas con el objeto de lograr una buena inmunidad. De no ser posible el aporte de calostro en forma precoz, se deben apor­tar inmunoglobulinas vía endovenosa a partir de un donante compatible, con el objeto de lograr en el producto adecuados títulos de inmunogiobulinas que le confieran una adecuada inmunidad en los primeros meses de vida (Masman et al, 1982). BIBLIOGRAFÍA SELECCIONADA

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