Introducción

La crianza de alpacas es una actividad de gran importancia económica para el hombre del altiplano y representa su principal fuente de ingresos, esto se debe a la gran capacidad de estos animales para adaptarse a las grandes alturas, lo que permite la utilización de extensas áreas de pastos naturales que de otra manera serían desperdiciados. En Chile, más del 90% de las 30.000 alpacas existentes en el país se distribuyen en el altiplano de la I Región y el 10% restante se encuentra repartido en rebaños de pequeño tamaño a lo largo del territorio nacional (Raggi,1992).

Actualmente, en Chile la explotación de alpacas no representa una actividad pecuaria de relevancia, esto se debe a que la mayoría de los rebaños son de pequeño tamaño y no existen medidas de manejo tendientes a maximizar su potencial productivo. Por otra parte, y debido a su distribución geográfica, es una especie que ha escapado al interés científico nacional e internacional lo que en cierta forma la margina como especie pecuaria por el escaso conocimiento respecto a sus características fisiológicas, patologías que la afectan, y al manejo al que deben ser sometidas con el fin de convertirlas en un recurso animal rentable.

De lo anteriormente señalado se desprende que la información disponible en nuestro país, sobre las actividades involucradas en el manejo de las alpacas, es muy escaso y la mayoría de las pautas productivas y su distribución a lo largo del año son aplicables sólo al ganado mantenido en el altiplano. La mayor parte de la información proviene de trabajos realizados en Perú y Bolivia en un ambiente de altura, siendo la información disponible respecto al manejo en la zona central prácticamente inexistente.

El principal objetivo del presente trabajo es aportar antecedentes sobre las normas sanitarias y de manejo productivo y reproductivo para la explotación comercial de alpacas en el secano de la zona central, en base a los antecedentes recopilados durante 5 años de estudio a través de diferentes proyectos de investigación.

 

Material y método

Existen, a nuestro juicio, dos formas de transferir la información sobre la crianza de alpacas en el secano de la zona central, la primera sería a través de la descripción del manejo reproductivo, productivo, sanitario, nutricional, etc. y la segunda por medio de un calendario de actividades que ordene cronológicamente, durante un año, las diferentes actividades a realizar. En este trabajo se ha preferido el orden cronológico, dado que es el primero publicado para la especie en la zona, además de ser la forma más útil para la aplicación de los resultados desde un punto de vista práctico.

Las medidas aquí propuestas provienen de la observación realizada durante 5 años en un grupo compuesto por 140 alpacas con edades comprendidas entre el nacimiento y los 8 años de vida, el 64,3 % de los animales proviene del altiplano de la I Región y el 35,7% restante ha nacido en el área Metropolitana. Todos los animales involucrados en el estudio tienen un tiempo de permanencia en la zona central de al menos 3 años por lo que se consideran adaptados y aclimatados (Quiroga, 1990). La composición del rebaño utilizado en esta experiencia es el que a continuación se señala: Hembras adultas (mayores de 2 años) 56,4%; Machos adultos (mayores de 2 años) 17,2%; Crías 26,4%.

La composición del rebaño utilizado en nuestros ensayos es diferente a la sugerida como óptima, por Raggi y Crossley (1989); esto se debe a que el piño debe contar inicialmente con un mayor número de machos para poder realizar una selección de reproductores.

Los animales fueron mantenidos en un sistema de manejo semiextensivo en el secano precordillerano de la Región Metropolitana, específicamente en una pradera de Acacia cavem en la localidad de Colina a 600 metros de altura sobre el nivel del mar, 33ºS; 70ºW en una superficie de aproximadamente 20 hectáreas.

Resultados y discusión

La principal medida de manejo llevada a cabo durante el mes de ENERO corresponde al destete de las crías que cumplen 4–5 meses. Generalmente el destete se inicia en diciembre, pero es en el primer mes del año donde se lleva a cabo en forma masiva. Las madres en general presentan bajos pesos y por ello deben destinarse a praderas de buena calidad, especialmente reservadas para ellas, además debe suministrarse un suplemento alimenticio que en el caso de este estudio correspondió a heno de alfalfa. Las crías también se encuentran en una etapa difícil de su desarrollo y sometidas al estres del destete, por lo que también deben ser destinadas a praderas de excelente calidad y con una alimentación que contemple la suplementación con forrajes ricos en energía y proteína. El uso de bloques de sal y minerales no es utilizable en esta especie debido a que no pueden lamer.

La separación de las crías es una actividad importante ya que al no ser realizada a tiempo, repercutirá en la producción de fibra y las madres presentan un inadecuado estado nutricional que podría tener una repercusión en el peso de las crías al momento del parto. Esto se debe a que la lactancia demanda una gran cantidad de energía, especialmente durante el último tercio de la gestación, en que el desarrollo fetal es más acelerado.

Estudios hechos por otros autores señalan que cuando se practica el destete en época apropiada, los animales llegan a producir entre un 7 a un 15% más de fibra que aquellas madres que permanecen en lactancia hasta la nueva parición, por otro lado, las crías a partir de los cuatro meses de edad pueden valerse por sí mismas ya que su sistema digestivo se encuentra bien desarrollado para el consumo de dieta vegetal. (Huanca, 1990).

La separación de los animales en el secano central debe ser por un período prolongado de tiempo, de al menos 90 días para que la ubre pueda secar y los animales destetados, al ser nuevamente reunidos con el rebaño no se vuelvan a ahijar. Por lo anteriormente señalado, es indispensable contar en el predio con corrales de destete, en los que se mantendrán las crías las que además serán sometidas a pesajes periódicos, con el objeto de observar la ganancia de peso y la curva de crecimieno post–destete.

En relación a la masa de alpacas cabe destacar que en el mes de enero son comunes las lesiones bucales y oculares debido al estado de maduración de los pastos por lo que la observación debe ser cuidadosa y la atención oportuna.

Durante el mes de FEBRERO se debe atender fundamentalmente al estado nutricional de los animales, debido a que la pradera en esta época es de baja calidad nutritiva con pastos secos y duros. Se mantiene la situación anteriormente citada, respecto a la necesidad de observar las alteraciones en ojos y boca producto del estado de maduración de los pastos. Uno de los problemas observados en los animales mantenidos en la zona central es el que la literatura cita como osteomielitis del maxilar inferior (Huanca, 1990), cuyo agente causal sería una bacteria del género Actinomyces. Se presenta en animales de cualquier edad y lo primero que produce es un abultamiento en la zona de la mandíbula afectada, determinable solamente mediante palpación ya que es difícil de observar a simple vista. Más tarde el abultamiento se hace evidente siendo posible detectar la abertura de una fístula que comunica la cavidad bucal con el hueso de la mandíbula el que se contamina con gérmenes secundarios lo que complica el proceso, llegando a comunicar la cavidad bucal con el exterior a través del hueso de la mandíbula por la que sale material purulento. En este estado el animal presenta dificultad masticatoria y pierde peso. El tratamiento se ha intentado con antibioticos e inyecciones endovenosas de lugol, los resultados han sido variables, existiendo casos que se recuperan por completo hasta aquellos que mueren a causa del problema.

Durante el mes de MARZO se lleva a cabo la vacunación masiva para proteger a las alpacas contra las enfermedades clostridiales: Carbunclo sintomático, Edema maligno, Hemoglobinuria infecciosa, Hepatitis necrosante y Enterotoxemia.

En el mes de ABRIL comienzan a mejorar las condiciones de la pradera natural, aunque por lo común aún es necesario suplementar. En este mes es posible realizar el diagnóstico de gestación por palpación rectal, esto permitirá determinar el porcentaje de pariciones que se obtendrá, además de evaluar los machos utilizados en el encaste y realizar la separación del rebaño de hembras en secas y gestantes. Respecto de la determinación de gestación por palpación rectal cabe señalar que ésta permite un diagnóstico bastante preciso, sin embargo, debe ser realizado por una persona experimentada. Por otra parte, esta técnica está limitada al tamaño de la mano del operador ya que el esfínter anal es pequeño. Otra forma menos precisa de diagnosticar gestación es la de la palpación abdominal externa de la hembra colocándola en decúbito lateral izquierdo.

Conjuntamente con la palpación rectal se obtiene directamente del recto las muestras de fecas para llevar a cabo el examen coproparasitario. Para facilitar el manejo se considera como óptimo la obtención de muestras al azar de sólo un 10% de los animales que componen el rebaño. Dicho examen es muy importante en las alpacas mantenidasen la zona central ya que pueden afectarse seriamente con cisticercosis, teniasis, coccidiosis y principalmente distomatosis. Si el examen resultara positivo se dosificar inmediatamente con los antiparasitarios indicados.

En el mes de MAYO se recomienda la revisión de uñas y dientes, procediendo a hacer el despalme y el corte de dientes si esto resultara necesario.

Durante el mes de JUNIO se recomienda la dosificación masiva de todo el  rebaño con productos antiparasitarios de amplio espectro, para combatir parásitos gastrointestinales y ectoparásitos (fundamentalmente sarna). En esta época se debe recurrir a este tipo de manejo debido a la imposibilidad de relizar baños, ya que las bajas temperaturas de la época aumentan el riesgo de que los animales desarrollen patologías broncopulmonares. El fármaco de elección ha sido la Ivermectina.

En el caso de que se detecten lesiones cutáneas producto de un  brote de sarna, se recomienda el tratamiento frotando la zona lesionada con productos de uso tópico aplicables a este ácaro.

La finalidad del tratamiento antiparasitario en esta época es que los animales tengan una baja carga parasitaria en el momento del parto y del encaste.

JULIO es el mes indicado para separar las hembras en dos grupos: hembras no gestantes, que agrupa a las que quedaron secas en el período de encaste anterior y aquellas nuevas que han alcanzado el peso zootécnico de encaste y otro grupo de hembras preñadas que deberán tener unmanejo diferente desde el punto de vista nutricional y además deberán ser mantenidas en lugares tranquilos, con ausencia de machos y de fácil acceso para tener un control permanente de ellas en el caso que se produzca el parto.

El mes de AGOSTO corresponde a la época de pariciones. Como característica general de la especie e independientemente de la región geográfica en que sean mantenidas, los partos se producen habitualmente durante la mañana. Este hecho se atribuye a que  el mecanismo del parto está regulado por factores endocrinos, que responden a una sincronización asociada al fotoperíodo, permitiendo que las crías recién nacidas dispongan de la tarde para adecuar sus mecanismos de termorregulación y afirmen sus extremidades para poder seguir los movimientos del rebaño. El parto es relativamente rápido y la cría tarda normalmente unos treinta minutos en ponerse de pie e iniciar la ingesta de calostro. La alpaca es una especie que depende absolutamente de la inmunidad pasiva aportada por los anticuerpos calostrales, por lo que debe asegurarse que la cría mame durante las primeras 6–8 horas de vida. En este lapso de 30 minutos también se produce la eliminación de la placenta. La madre no atiende a la cría recién nacida la que depende de sus propios esfuerzos para ponerse de pie, mamar y seguir al rebaño. De lo anteriormente expuesto, se desprende que el proceso del parto requiere de una observación permanente por parte del cuidador, el que deberá estar atento y dispuesto a intervenir en las siguientes situaciones: si el parto se demora por una mala posición de la cría, para limpiar las membranas fetales de la boca y nariz las que pueden impedir la respiración, asegurarse que la madre acepte la cría y que ésta ingiera calostro, desinfectar el cordón umbilical con yodo, ya que esta vía puede ser un punto de entrada de infecciones y finalmente asegurarse de que no exista una acción de predadores que puedan dañar a la cría antes que esta pueda caminar. Estas simples medidas han permitido disminuir la mortalidad de alpacas recién nacidas a niveles muy bajos, situación que en su ambiente natural causa grandes pérdidas (De Carolis, 1987).

En este mes corresponde también la revisión de los machos que entrarán al proceso de encaste. Los machos nuevos están representados por aquellos animales que han sido seleccionados para cubrir a las hembras y que nunca han participado en las montas, en general son animales que tienen entre dos y tres años y el examen de sus órganos reproductivos estará especialmente dirigido a observar si existen o no adherencias entre pene y prepucio, estas adherencias son propias del estado de inmadurez sexual, por consiguiente los machos jóvenes que las presenten deberán esperar para participar en las montas. A los machos que ya han participado en encastes anteriores y a los nuevos que entran a este manejo se les revisa visualmente y por palpación las bolsas escrotales, testículos, prepucio y pene con el objeto de descartar alteraciones y/o malformaciones que afecten el normal desempeño durante la cópula.

Todo buen reproductor debe reunir las siguientes condiciones: dos testículos de igual tamaño, pene libre de adherencias, buen peso de vellón y color uniforme, buen peso corporal y no presentar ningún tipo de patología.

Durante el mes de SEPTIEMBRE, continúan las pariciones y se inicia el período de encaste, este manejo comienza con la monta de las hembras secas y primerizas, para finalizar con aquellas que han parido el mes anterior (Agosto). El encaste se puede realizar en corrales o en la pradera, en forma libre o dirigido y generalmente se requieren varias montas por hembra hasta que se logra el rechazo, dándose por preñada. En el encaste dirigido, las hembras permanecen en un corral junto con un macho del mismo color, se debe registrar la existencia de montas, fecha número de los animales. El grupo que recibió este manejo se denominó 'grupo seleccionado'.

El resto de las hembras, o 'grupo no seleccionado', permaneció durante 15 días con un grupo de machos. La diferencia es que el manejo se aplica como grupo único, tanto en los corrales como en la pradera y no se registran las montas, fechas y número de los animales.

Ambos grupos fueron sometidos en abril a palpación rectal para el diagnóstico de gestación. Esto permite, por una parte, determinar los porcentajes de preñez en cada grupo, y dividir el piño completo de hembras en otros dos grupos: hembras preñadas y hembras secas. El objetivo, entre otros, es el de poder llevar a cabo un nuevo encaste a comienzos de la primavera, lo que incrementará notablemente la tasa de natalidad, adecuándose por otra parte las pariciones a una época de buena disponibilidad de pastos y adecuada condición ambiental.

Además del manejo descrito anteriormente se puede realizar un encaste libre agrupado por color. Ello implica contar con la adecuada infraestructura de corrales y praderas, de manera de poder trabajar con varios grupos separados según su tonalidad.

Para realizar el encaste dirigido los machos son seleccionados tomando en cuenta 4 factores principales: su fertilidad probada por cruzamientos anteriores, su líbido (capacidad para montar), sus características fenotípicas (nunca se usan machos que tengan más de un color o sean manchados) y finalmente la ausencia de defectos genéticos (ojos sarcos, polidactilia, criptorquídea, etc.). La hembra es introducida en el corral con el macho elegido, y se espera la monta (que es casi inmediata), verificando la penetración en forma manual o visual, luego de realizada la cópula es retirada del corral y manejada en pastoreo con el resto de las hembras. Siete días después, se vuelve a introducir al corral con el mismo macho, hasta gue se produzca el rechazo por parte de la hembra o hasta que se de por terminado el período de encaste, se registra el número del macho y de la hembra y el día de monta efectiva para determinar la fecha probable de parto (aproximadamente 11 meses después). Como se puede desprender de lo anteriormente señalado el diagnóstico inicial de gestación se lleva a cabo por el simple hecho de interpretar que la hembra no acepta al macho, lo que posteriormente se confirmará por palpación rectal.

Actualmente el porcentaje de fertilidad obtenido en nuestros ensayos en las alpacas mantenidas en la zona central es de un 80% aproximadamente, porcentaje muy superior al señalado por otros autores en animales mantenidos en el altiplano (de Carolis,1987), e inferior al reportado por la literatura peruana en condiciones de estación experimental (Novoa y Flores, 1991).

Un factor muy importante de destacar, es que el sistema de manejo implementado en Colina permite mantener a los machos separados de las hembras durante todo el año, consiguiendo al menos tres efectos muy positivos: a) Los machos no pierden el interés por las hembras ya que se mantienen juntos sólo durante el encaste. b) Los machos son sometidos a una alimentación suplementada que favorece plenamente su condición reproductiva (se debe tener en cuenta que aunque son muy pocos en relación a la masa total, ellos representan en términos reproductivos el 50%) y c) Se evitan las cruzas indeseadas (machos y hembras de diferente color por ejemplo).

Corresponde realizar durante el mes de septiembre la vacunación masiva contra las enfermedades clostridiales a los individuos mayores de 6 meses y, la vacunación de los 30 días contra Enterotoxemia a las crías. Durante este mes y considerando que el clima se torna favorable para la aparición de enfermedades parasitarias se realiza un examen coprológico al 10% de la masa.

En OCTUBRE se continúa con el encaste de las hembras que aún aceptan monta y de aquellas que parieron el mes anterior (Septiembre). Además se vacuna contra enterotoxemia a las crías que cumplen el mes de edad y se realiza la inmunización del rebaño contra el Carbunclo bacteridiano.

Terminado el encaste, los machos son retirados manteniéndolos separados de las hembras hasta el próximo año.

En el mes de NOVIEMBRE se inicia la esquila, la cual debe ser realizada antes que los pastos maduren y fructifiquen ya que existen semillas que ensucian el vellón. En algunas explotaciones se realiza la esquila antes del encaste con el fin de no producir un estrés a las hembras recién preñadas, sin embargo, en nuestras experiencias no se han observado efectos negativos de este manejo sobre la gestación.

La esquila es un manejo muy importante en toda explotación de alpacas ya que equivale a la cosecha de la fibra, toda vez que permite un acucioso examen externo de los animales. La esquila debe llevarse a cabo anualmente ya que el crecimiento de la fibra alcanza el largo de mecha exigido por el mercado internacional que es de 7 cm como mínimo, además mediante la esquila anual se obtiene una mayor producción. En explotaciones que utilizan la esquila bianual, se ha observado que durante el primer año la fibra crece un 65% y en el segundo año un 35% (Huanca, 1990). En las esquilas bianuales la fibra se daña en las puntas y se contamina en exceso con semillas, además de alterarse su color.

La esquila debe llevarse a cabo en lugares limpios y secos, para evitar que se deteriore la calidad del producto, la fibra debe cortarse lo más pegado posible a la superficie del cuerpo; para que el crecimiento posterior supere al año los 7 centímetros requeridos por la industria, se deben evitar los segundos cortes para que el vellón no contenga retazos y finalmente debe separarse el vellón del cuerpo (que es el mas fino), de aquel obtenido del cuello y de las patas que contienen la fibra más gruesa y de menor calidad. El vellón deberá pesarse y guardarse en bolsas individuales o agrupado según color.

Finalmente, durante el mes de DICIEMBRE se finaliza el manejo de la esquila y se inicia el destete de las crías, las que deben ser pesadas y marcadas. Si las condiciones ambientales lo permiten se realiza un baño antiparasitario por aspersión con el fin de controlar ectoparásitos, de no ser posible el baño se lleva a cabo una segunda dosificación con Ivermectina que complementa la dosificación realizada durante el mes de Junio. En este mes debe realizarse la suplementación alimentaria a las hembras y a las crías.

El manejo de las alpacas en la zona central de Chile debe considerar el hecho de que estos animales estan expuestos a ciertas situaciones nuevas, una de ellas es la presencia de plantas tóxicas que han sido las causantes de la pérdida de algunos individuos, entre ellas el Palqui (Cestrum parqui) ha resultado ser la más perjudicial de todas, además han existido intoxicaciones con Cicuta (Conium maculatum), que si bien no han resultado mortales producen adicción. Por otra parte considerando que la mayoría de los animales son manejados en la pradera típica de la zona central, en laque predomina el Espino (Acacia caven), debe contemplarse un manejo del arbusto el que consiste fundamentalmente en cortar sus ramas bajas y laterales para evitar que las espinas ensucien el vellón, lo que aparte de disminuir el valor comercial de la fibra constituye un peligro para los animales y el operador.

Las consideraciones de tipo general que rigen para toda explotación pecuaria no han sido abordadas en este trabajo, sin embargo conviene señalar que la crianza de alpacas en la zona central del país permite llevar a cabo una serie de manejos que no son practicables en los animales mantenidos en su ambiente natural. Entre ellos podemos señalar la confección de registros, suplementación alimentaria, apotreramiento, aplicación de diferentes técnicas de manejo reproductivo, selección y mejoramiento genético entre otros. Por ello la productividad de estos animales ha resultado ser considerablemente mayor, hecho que queda de manifiesto en los parámetros reproductivos los que muestran claras diferencias respecto a los animales mantenidos en el altiplano, obteniéndose mejores índices de fertilidad y sobrevivencia de las crías.

La condición sanitaria de los animales sumada a su resistencia natural nos lleva a concluir que la alpaca es una especie que se adapta eficientemente a los cambios, tanto ambientales como de manejo, siendo factible su explotación en forma masiva en el secano de la zona central de Chile.

Bibliografía

DE CAROLIS, G. 1987. Descripción del sistema ganadero y hábitos alimentarios de camélidos domésticos y ovinos en el bofedal de Parinacota. Tesis Ingeniero Agrónomo, Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales, Universidad de Chile. Santiago, Chile.

HUANCA, T. 1990. Manual del alpaquero. Proyecto Alpacas. INIAA, CORPUNO COTESU/IC Puno, Perú 233p.

NOVOA, C., A. FLORES. 1991. Producción de rumiantes menores: Alpacas. RERUMEN, Lima, Perú. 359p.